"Esta noche estamos muy orgullosos de tener un invitado especial venido desde la Argentina, uno de los grandes del mundo. Damas y caballeros, desde la Argentina: Pappo”, dijo el Rey del Blues.
El propio B.B. King, el Rey del blues, la leyenda del sonido afroamericano que plasmó el sentir de un pueblo marginado y abusado, pronunció las siguientes palabras en el Madison Square Garden, en Nueva York, el 10 de agosto de 1993: "Esta noche estamos muy orgullosos de tener un invitado especial venido desde la Argentina, uno de los grandes del mundo. Damas y caballeros, desde la Argentina: Pappo”.
Acto seguido Norberto Aníbal Napolitano pisó el escenario. El guitarrista, cantante y compositor nacido en Buenos Aires, precursor del rock en su país, integrante de agrupaciones como Los Abuelos de la Nada, Engranaje, Los Gatos, La Pesada del Rock and Roll y fundador de legendarias bandas como Pappo's Blues, Aeroblus o Riff, empezó a sonar su guitarra para consagrar junto con la del músico nortamericano un hermoso momento en la historia de la música.
Perros calientes
Para entender cómo se dio este encuentro hay que devolver la película. En la década del 70, Carlos Pirimpimpin Geniso y Carlos Pan eran dos jóvenes integrantes de Avalancha, una banda argentina de culto, rockanrolera y con un fuerte toque blusero. En 1975 grabaron su único single para el sello Parnaso que, junto el recuerdo en la cabeza de sus seguidores de unos show que se decían memorables, se convirtió en la única memoria de un grupo que terminó disolviéndose al poco tiempo.
Pan y Geniso arrancaron para Nueva York, donde se rebuscaron la vida. Geniso vendía perros calientes en una esquina de Manhattan, cuando un día vio a B.B. King caminando por la calle. No dudo en agarrar un pan, ponerle una salchicha y correr detrás de uno de sus ídolos, quien sorprendido recibió y agradeció la cortesía del extraño. Justamente en un edificio muy cerca a su puesto de comida tenía las oficinas el mánager del músico norteamericano, Sid Seidenberg, por lo que esta primera escena se repetiría varias veces.
Llegó así el día en que B.B. King invitó a Geniso a la oficina, donde este aprovechó para decir que quería llevarlo a Argentina. El manager le respondió que si ponía 15 mil dólares sobre la mesa, su deseo sería realidad. Cuenta Peter Deantoni, en su libro Pappo Made in USA -quien además fungiría como road manager de esa primera gira-, que a punta de camisetas del Papa Juan Pablo II, entre otras cosas, pagó cada dólar que le habían pedido.
Geniso y Pan volvieron a Argentina para montar el evento y, entre el alquiler y la dotación del espacio para el concierto, la reserva de la habitaciones para recibir a la docena de personas que venían con B.B. King y empapelar Buenos Aires con afiches se gastaron bastante dinero en la producción. Todo estuvo listo y el sábado 26 de abril de 1980 el Rey del blues debutó con una presentación íntima para la prensa e invitados especiales en el salón de la planta baja del Hotel Bauen. “Todo adjetivo es insuficiente. Toda alabanza resulta estrecha. Decir que B.B. King es maravilloso apenas hace justicia a su conmovedora grandeza, a su descomunal sencillez”, anotaría el escritor y periodista Miguel Grinberg en el extinto diario La Opinión de Argentina.
Luego vinieron las presentaciones del lunes 28 y el martes 29 de abril, que por lo demás dejaron una abultada deuda a la pareja de organizadores a quienes luego les armaron un festival llamado "El Benéfico", con Serú Girán, León Gieco, Nito Mestre, entre otros, para ayudarlos a recuperar lo invertido.
Antes del primero de esos shows, como era costumbre en el camerino de B-B. King, varios músicos locales hicieron fila para saludar a la leyenda viva. Pappo, que por entonces estaba concentrado en Riff, la agrupación hard rock y heavy metal, fue uno de los tantos músicos que hizo la fila para saludarlo. Cuenta la historia que cuando el argentino lo vio le besó el anillo y le regaló un queso y un vino.
Una amistad
Pasaron más de once años para que el Rey del blues regresara a Argentina. Y como se enteró del desfalco económico tras su primera visita, siempre puso como condición que Genis estuviera en las negociaciones, así implicara dejar de lado otras generosas propuestas. En 1991, 1992, 1993, 1996 y 1998 ya el público argentino asistió masivamente a cada uno de sus conciertos.
B.B. King daba la oportunidad de que algún artista local teloneara su presentación y Pappo fue uno de los elegidos en 1992. Su arrollador sonido llamó la atención del músico estadounidense cuando estaba entrando al estadio donde tocaría, por lo que preguntó por el nombre del músico en tarima. Fue ahí cuando rememoró el particular regalo del argentino a quien se refirió “Mr. Cheeseman” y a quien pidió que invitaran al escenario cuando él estuviera tocando.
A partir de esa noche, los músicos entablaron una gran amistad. Un año después, el Rey del blues, el número seis en la lista de los 100 mejores guitarristas de todos los tiempos según la revista Rolling Stone, invitó a tocar a Pappo en el Madison Square Garden en Nueva York. En ese show también estarían Buddy Guy y la cantante Koko Taylor. Y fue ahí donde pronunció las ya citadas palabras: "Esta noche estamos muy orgullosos de tener un invitado especial venido desde la Argentina, uno de los grandes del mundo. Damas y caballeros, desde la Argentina: Pappo”.
Ese 10 de agosto de 1993 la amistad personal y artística entre ambos quedó plasmada en los anaqueles de la historia de la música. Pappo, en diálogo con un enviado del diario Clarín, recordaría así este momento: "Tocar esta noche en el Madison es como tocar en casa. Ellos me hacen sentir así. Acá no se toca ni con los dedos ni con la mente. Se toca con el alma, porque es blues. Hay que poner todo el sentimiento y las lágrimas ahí arriba".