La mayor apertura impulsada por el Papa provocó un conflicto entre los asesores de Francisco
Francisco cumple hoy ocho meses de pontificado con su popularidad en las nubes, pero rodeado por una silenciosa guerra subterránea, aunque evidente, entre quienes acompañan su impulso reformista y quienes quieren ponerle un freno de mano.
Fiel reflejo de esto es la batalla que se está librando en torno de la delicada y compleja cuestión de los divorciados vueltos a casar.
El jueves pasado, el arzobispo de Munich, Reinhard Marx, miembro del llamado G-8 (el consejo de ocho cardenales que debe ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia y en la reforma de la curia), criticó duramente a su compatriota Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En un extenso artículo publicado el 22 de octubre en L'Osservatore Romano, éste en forma drástica había reiterado la negativa de dar sacramentos a los divorciados vueltos a casar.
"El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe no puede poner fin a la discusión" sobre el tema de los divorciados vueltos a casar que será analizado, junto con otros temas relativos a la familia, por el sínodo extraordinario de 2014 y por el sínodo del año siguiente, retrucó el cardenal Marx.
En el artículo publicado, Müller repasaba la doctrina de la Iglesia en cuanto a indisolubilidad del matrimonio y rechazaba de plano la praxis vigente en las Iglesias ortodoxas, que permiten la bendición de una segunda unión. Además, afirmaba en forma tajante que no era posible un cambio en la prohibición de la comunión para los divorciados vueltos a casar.
Pero Marx pareció parar en seco a Müller, al afirmar que sobre estos temas "se discutirá en modo amplio".
Marx admitió que hay muchos fieles que no logran comprender "que una segunda unión no sea aceptada por la Iglesia" y recordó que el Papa quiere una discusión amplia en vista del sínodo sobre la familia de octubre próximo. De cara a esa reunión, de hecho, el consejo del sínodo, a pedido del Papa, envió a los episcopados de todo el mundo un inédito sondeo para que los mismos fieles puedan dar su opinión, con preguntas que por primera vez incluyen temas tabú, como los divorciados vueltos a casar, los matrimonios de hecho y las parejas gay.
La nota de Müller en L'Osservatore Romano había sido recibida con satisfacción por sectores conservadores, que vieron allí una "erupción de doctrina". El artículo del custodio de la ortodoxia católica, en efecto, parecía ponerle una piedra sepulcral al debate sobre la cuestión. O un "cerco" a esa Iglesia a la que aspira el papa argentino.
Consultado sobre el tema de los católicos divorciados vueltos a casar durante el vuelo que de Río lo llevaba de regreso a Roma, a fines de julio, Francisco había dado señales de apertura. Dijo que había que revisar el problema judicial de la nulidad de los matrimonios y que, quizás, había que crear más tribunales eclesiásticos. Había dicho, además, que el tema debía ser discutido por todos los obispos dentro de la pastoral familiar y que había llegado "el tiempo de la misericordia". Lo mismo reiteró en su entrevista con La Civiltá Cattolica, en la cual comparó a la Iglesia con un "hospital de campaña después de la batalla", donde es urgente curar a los heridos, entre los cuales están los divorciados vueltos a casar.
En L'Osservatore Romano, Müller refutó en forma directa esas ideas de Francisco, al escribir que la misericordia como argumento en favor de la admisión de los divorciados vueltos a casar a los sacramentos era "un argumento débil en materia teológico-sacramental".
"La misericordia de Dios no es una dispensa de los mandamientos de Dios y de las instrucciones de la Iglesia", dijo, en afirmaciones que chocan abruptamente con lo que viene predicando Francisco.
Ahora, sin embargo, las críticas de Marx a su compatriota Müller, así como el sondeo enviado a todo el mundo en preparación del sínodo que se pregunta sobre cuán heridos y marginados se sienten los divorciados vueltos a casar, indican que el tema no está cerrado. Y que la batalla sigue adelante.
Tanto es así que, según trascendió anteayer, el mismo Müller bochó, a través de una carta a los obispos alemanes, las líneas aperturistas aprobadas a principios de octubre por una oficina de la diócesis de Friburgo que le daba el visto bueno a la admisión a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar.
LA ECOLOGÍA, EN LA FUTURA ENCÍCLICA
El aumento del daño ambiental preocupa al Papa
Medio ambiente y agua
La próxima encíclica de Francisco, la segunda de su autoría, abordará la defensa del ambiente y el acceso al agua como derecho primario
Equipo de trabajo
Aunque el proyecto apenas se encuentra en sus inicios y su publicación no es inminente, el Papa ya conformó un grupo de especialistas con un mandato concreto: desarrollar su mensaje ecológico. (Fuente: lanación.com)