Se acerca el invierno y el Cottolengo Don Orione dialogó con La Vuelta del Perro para solicitar ayuda a la sociedad riocuartense para los abuelos residentes del lugar.

Guantes de látex y estériles, pañales extra grandes, antibióticos, fármacos para realizar nebulizaciones, tratar neumonías y gripes, además de bolsas y francos colectores de orina, son algunas de las necesidades del lugar.

El Cottolengo vive de la pensión de los residentes y de la ayuda social. Se constituye por tres pabellones, donde actualmente hay 16 Mujeres, 7 Varones y 16 pacientes de Geriatría.

La Hermana Patricia Benega, encargada del Pabellón de Mujeres, es una de las seis hermanas que trabajan en el lugar y son acompañadas día a día por el cuerpo de enfermería (integrado por 12 personas), el chofer que también realiza tareas de mantenimiento, una cocinera, una lavandera, personal de limpieza y una encargada de la tarea administrativa.

La Congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación se encuentra actualmente en 19 países donde trabajan con centros sociales, hospitales, hogares, instituciones educativas, migrantes y la comunidad indígena en Venezuela, entre otros sitios.

“Agradecemos la participación de los laicos que son nuestros ojos y pies. Donde no podemos llegar nosotras llegan ellos”, indicó.

Respecto a la pandemia, dijo que si bien ella estaba en Perú donde vivió situaciones muy fuertes, las hermanas que residían en el Cottolengo le contaron que vivieron momentos muy difíciles, donde integrantes de la comunidad se enfermaron y el chofer salía con los enfermemos en una condición tan critica que no sabía si volvían.

“Ojalá que de esta pandemia hayamos aprendido mucho y nos allá permitido potenciar todas las capacidades bonitas que el ser humano tiene como la solidaridad y el cuidado de la naturaleza. Ojalá nos haya dejado la capacidad de poder amar”, indicó por último.