En los almacenes los precios no se ponen en góndola porque cambian todos los días. Un verdulero comentó que el aumento es constante en todas las verduras y las compras son selectivas. Un carnicero manifestó que se deja de lado la carne con hueso, los precios parten desde mil pesos.
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Con una fuerte suba de los alimentos, la inflación de enero fue de 3,9% y acumuló 50,7% en el último año.
Según informó el Indec, los alimentos tuvieron un incremento de precios de 4,9% en el primer mes del año; para este año el Gobierno estimó una suba del IPC del 33% en el presupuesto y los privados del 55%.
En los negocios de alimentos de la ciudad comentan que los aumentos son constantes.
Unas alitas de pollo en un sector de mejor poder adquisitivo se venden poco ofrecidas a 120 pesos el kilo. En un sector marginal las venden a 200 pesos y desaparecen.
Es sólo un ejemplo del día a día en la ciudad de Río Cuarto y los efectos del aumento de precios y la pérdida de referencias.
En un almacén comentan que no les da tiempo a poner precios en la góndola porque cuando reponen mercadería hay un aumento. La no exhibición de los valores molesta a los clientes.
“Cada pedido que llega hay que controlar los precios de cada producto, porque cambia todo el tiempo”, dijo una almacenera.
En la verdulería, las compras también son selectivas y la papa es muy demandada por sus diferentes preparaciones y capacidad de saciedad.
El kg de tomate está a 250 pesos. La fruta que más se vende es el durazno a 250 pesos. La naranja sale 150 pesos el kg.
En cuanto a las carnicerías, la costeleta tiene poca salida porque tiene hueso, grasa y nervios. El asado es más restringido, se completa con embutidos y cortes con menor desperdicio de hueso y grasa. El valor de referencia es mil pesos para arriba.
La Pulpa está a 1.100 pesos y el lomo a 1.190 pesos, y aunque la diferencia no parece tanta, no es la que más rinde.