Sinopharm y Sinovac dicen que están trabajando para crear vacunas utilizando tecnología de ARNm. Y la compañía china CanSino aseguró en diciembre que también está desarrollando una nueva vacuna inhalable que brindará protección contra ómicron y que es casi tan efectiva como sus contrapartes de ARNm.
Temperaturas bajo cero en la madrugada de Pekín. Aún no ha amanecido cuando empiezan a llegar a la Plaza de Tiananmen varios autocares con más de un centenar de atletas que participarán en los Juegos Olímpicos de Invierno. Antes de meterse en el circuito cerrado de aislamiento donde vivirán durante las competiciones, en Tiananmen les espera una ceremonia de izamiento de bandera. Después deben prestar el juramento de que darán lo mejor de sí para representar a su país.
Mientras los atletas aguardan con frío el comienzo de la ceremonia, a un par de manzanas de allí la cola para entrar a un colegio de primaria da la vuelta a una pequeña calle del centro. Quedan tres horas para el comienzo de las clases. Tiempo suficiente para montar en el patio un improvisado centro de testeo masivo por donde pasarán rápido más de 1.000 vecinos del barrio.
A una semana del comienzo de los Juegos y con un pequeño brote que ha dejado 46 positivos desde mediados de enero en una ciudad donde viven más de 21 millones de personas, las autoridades de la capital están llamando a muchas casas pidiendo a los residentes que vayan a hacerse una prueba PCR.
"Es la segunda vez en tres días que me citan para hacer una prueba. Dicen que no ha habido ningún contagio cerca, que es sólo por prevención", cuenta Liu, una veinteañera vecina del distrito de Dongcheng. La joven explica también que el domingo recibió una llamada de las autoridades sanitarias para preguntarle si los medicamentos que compró el día anterior en una farmacia eran porque tenía fiebre. Al escanear el código QR de la aplicación de salud cuando entró al establecimiento y al pagar con el móvil, sus datos quedaron registrados.
"Les dije que había comprado unos analgésicos para mi novio porque le dolía mucho la cabeza. Después de eso, el comité del barrio vino a casa para pedirnos que fuéramos a hacernos rápido una prueba de coronavirus", recuerda Liu. En algunas farmacias han limitado la venta de medicamentos para bajar la fiebre y las autoridades han pedido a todos los que hayan comprado esas medicinas en las últimas dos semanas que se hagan una PCR por miedo a que hayan ocultado involuntariamente un positivo en Covid.
El diario chino Global Times rescata también el caso de un residente en Pekín que compró el fin de semana un medicamento antidiarreico para su perro. El lunes, se despertó con su código de salud del móvil amarillo (obligatorio para hacerse una PCR) y su empresa le pidió que tenía que mostrar el resultado negativo de la prueba antes de volver al trabajo.
Este enero, en China han seguido activos pequeños brotes de las variantes delta y ómicron en varias provincias. Mientras, los gobiernos locales siguen tomando estrictas medidas para contener la propagación a medida que se acercan las vacaciones por el Año Nuevo Lunar y la apertura de los Juegos Olímpicos. También están animando a la población a que vaya a los centros de vacunación para inocularse la tercera dosis de refuerzo.
En el país asiático, más de 1.210 millones de chinos ya tienen la pauta completa de la vacuna. Eso representa casi al 90% de la población, la mayoría tienen las vacunas inactivadas desarrolladas por las farmacéuticas Sinopharm y Sinovac, con una eficacia mucho menor que las inyecciones de ARNm.
China estuvo a la cabeza en la carrera mundial de vacunas durante gran parte del año pasado. También envió miles de millones de dosis al exterior (el presidente Xi Jinping prometió en noviembre enviar 1.000 millones de dosis de sueros chinos a los países africanos) en medio de una campaña que ayudó a muchos países en vías de desarrollo e impulsó la influencia internacional de Pekín. Pero con la llegada de ómicron, se han presentado varios estudios que sugieren que la inmunidad proporcionada por las vacunas chinas disminuye rápidamente.
Un estudio publicado el 22 de diciembre por investigadores en Shanghai mostró una "reducción significativa" en la eficacia de una inyección de refuerzo de Sinopharm. Otro estudio de Hong Kong encontró que tres dosis del suero de Sinovac no eran suficientes para proteger contra la infección por ómicron.
A finales del año pasado, el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China aprobó los ensayos de una vacuna patria de ARNm como inyección de refuerzo para adultos. La vacuna, ARCoVax, que fue desarrollada conjuntamente por Walvax Biotechnology, Suzhou Abogen Biosciences y la Academia de Ciencias Médicas Militares, ya se ha utilizado en ensayos clínicos en México e Indonesia, aunque todavía no se han publicado sus resultados.
Sinopharm y Sinovac dicen que están trabajando para crear vacunas utilizando tecnología de ARNm. Y la compañía china CanSino aseguró en diciembre que también está desarrollando una nueva vacuna inhalable que brindará protección contra ómicron y que es casi tan efectiva como sus contrapartes de ARNm.
Anhui Zhifei, uno de los desarrolladores de vacunas del país asiático, anunció hace unas semanas que en sus laboratorios habían realizado una pequeña prueba que demostró que su nuevo suero podría desencadenar anticuerpos contra la variante ómicron. "Se detectaron anticuerpos neutralizantes en muestras del 78% de los 32 sujetos que habían completado un ciclo de inoculación de tres inyecciones un mes antes. Pero el nivel de anticuerpos mostró una caída aproximada de tres veces en comparación con la observada contra el coronavirus original", reza el comunicado de la farmacéutica.
Desde que se comenzaron a reportar los primeros grandes brotes de coronavirus en la ciudad de Wuhan en enero de 2020, China ha informado de 106.000 casos y 4.636 muertes. Esas son las cifras oficiales en un país que lleva dos años sin renunciar a su estrategia de Covid cero. Wu Zunyou, epidemiólogo jefe del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, estima que, si China hubiera adoptado un enfoque más flexible en la lucha contra la pandemia como en Occidente, habría tenido más de tres millones de muertos y 260 millones de casos positivos.