"¿Dónde dejé las llaves?": qué es normal olvidar y cuándo deberíamos preocuparnos
- 25/01/2022 16:42 hs
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Según la OMS, 50 millones de personas en el mundo padecen Alzheimer, por lo que es importante tener en cuenta las señales que nos advierten sobre posible padecimiento de demencia a futuro.
Tras algunos segundos frente al refri, observando meticulosamente su interior, cedí ante la pregunta que, por lo general, forma parte de ese diálogo interno con uno mismo ante situaciones de este tipo: ¿qué venía a buscar?
Tuve que regresar a la pieza y retornar a lo que estaba haciendo antes de mi paso por la cocina para que, como un rayo, la respuesta a la pregunta antes mencionada llegara: ¡revisar si quedaban algunos limones para preparar una receta que estaba viendo en Instagram!
Estos episodios, que suelen ocurrir de vez en cuando, es lo que la ciencia llama olvido súbito, situaciones en las que repentinamente borramos de nuestra memoria aquello que íbamos a hacer en determinado momento y que logramos recordar minutos después, tras un proceso de "reconstrucción y recuperación" que se lleva a cabo en nuestro cerebro.
Para mi alivio (y para el tuyo si también has vivido situaciones de este tipo) es algo común y que, según este estudio de la Universidad de California realizado en el año 2009, está asociado a cómo nuestro cerebro almacena los recuerdos a corto plazo. Pero, ¿hay señales que deberían preocuparnos sobre nuestra salud mental?
Tres cosas que son normales
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la demencia como "un síndrome –generalmente de naturaleza crónica o progresiva– caracterizado por el deterioro de la función cognitiva (es decir, de la capacidad para procesar el pensamiento) más allá de lo que podría considerarse una consecuencia del envejecimiento normal" y que afecta a unos 50 millones de personas en el mundo.
Ante un diagnóstico que involucra a un importante número de la población mundial, es común preguntarnos: ¿estaremos padeciendo algunos de los síntomas iniciales de la demencia o Alzheimer?
Básicamente hay tres cambios en la memoria que son totalmente normales, según el profesor de neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, Andrew Budson.
Primero, empieza a existir la necesidad de que nos repitan las cosas para poder almacenarlas mejor en nuestra memoria; lo segundo, es que nos demoramos más en encontrar información específica en nuestro cerebro; y lo tercero, es que necesitamos pistas o datos para recuperar ciertos recuerdos o situaciones.
Sin embargo, Budson, autor del libro Siete pasos para manejar tu memoria: ¿qué es normal, qué no lo es y qué hacer al respecto?, recalca que son situaciones que empezarán a notarse a partir de los 40 años, ya que, según su experiencia e investigaciones, nuestra memoria alcanza su punto máximo a los 20. "Para cuando cumplimos los 60, 70 y 80 casi todos los adultos saludables tendrán alguno de estos problemas".
¿Cuándo deberíamos preocuparnos?
Pero, ¿qué ocurre cuando episodios de olvido son cada vez más frecuentes o las situaciones trascienden a escenarios que alarman a quienes nos rodean?
Cuando la pérdida de memoria sobrepasa las barreras de lo común y se convierte en olvidos patológicos, es decir, se pierde la consciencia de que existe un problema, empiezan a aumentar las señales que deberían alertarnos sobre problemas más graves.
"En estos casos, se evidencian episodios donde la gente deja la cocina prendida, o casi quema su casa por no apagar la plancha. A pesar de que a todos nos puede pasar una vez, esto se convierte en algo grave si se repite en el tiempo", apunta el neurólogo Cristián Neira, citado en un comunicado difundido por la Clínica Bupa Santiago.
La Alzheimer’s Association enumera diez situaciones que podrían alertarnos ante un futuro padecimiento de demencia:
1 - Cambios de memoria que dificultan la vida cotidiana: preguntar lo mismo varias veces.
2 - Dificultades para utilizar palabras: olvidar ciertos términos o cambiarlos de contexto (“abrir la mesa”, en vez de “abrir la puerta”).
3 - Problemas para realizar tareas cotidianas: no poder preparar alguna comida, incluso siguiendo la receta.
4 - Colocar objetos en lugares que no corresponden: guardar las llaves en el refrigerador o extraviar cosas al no recordar dónde se guardaron.
5 - Desorientación: perderse al caminar por lugares familiares, olvidar direcciones o fechas.
6 - Cambios de humor: sentir tristeza sin razón aparente.
7 - Dificultad para resolver problemas: no poder seguir instrucciones claras.
8 - Poca comprensión de imágenes: no diferenciar distancias o contraste de colores.
9 - Disminución del buen juicio: tomar decisiones desacertadas, como regalar dinero a desconocidos o descuidar el aseo personal.
10 - Poca iniciativa en el trabajo: perder interés por sus compromisos laborales, incluso sus pasatiempos.
Pero la pérdida de memoria no solo está vinculada a enfermedades como el Alzheimer. "No recordar cosas puede ser la punta del iceberg de otro proceso como depresión, ansiedad, anemia, hipotiroidismo, entre otros", rescata Neira, quien, además, recomienda a aquellas personas cuyos episodios de olvido son cada vez más recurrentes, acudir a un especialista para hacer un diagnóstico rápido de los eventos.
Consejos prácticos para fortalecer nuestra memoria
Prevenir o evitar el Alzheimer es algo que aún inquieta a investigadores y especialistas de la medicina, ya que aún se desconocen las razones exactas que desencadenan dicho padecimiento. En otras palabras, aún no sabemos si la prevención es o no posible.
Pero hay cosas que podemos añadir a nuestra rutina que, según Budson, pueden ayudarnos a fortalecer nuestra memoria:
1 - Dormir bien, las horas que se recomiendan según edad.
2 - Cuidar nuestra alimentación.
3 - Evitar el sedentarismo y practicar actividades físicas.
4 - Prestar mayor atención a las cosas del día a día, evitando caer en distracciones. O sea, estar “presente” en lo que estás haciendo, y no pensando en la mortalidad del cangrejo mientras te cocinas dos huevos fritos.
5 - Aplicar trucos que nos permitan almacenar mejor la información en nuestra memoria. Por ejemplo, tomar apuntes o resaltar ideas clave mientras estudiamos.
Las complejidades de nuestro cerebro y su forma de almacenar y procesar la información, son un mundo del cual aún quedan muchas cosas por descubrir. Aunque algunas veces nos juegue una mala pasada o nos haga sufrir más de la cuenta tratando de recordar algún dato que precisemos, entrenarlo constantemente y, sobre todo, cuidarlo, nos permitirá gozar de una mejor salud mental.