La icónica banda de Liverpool fue rechazada por la discográfica Decca, acontecimiento que tomó relevancia pocos meses después, cuando el cuarteto inició su reinado absoluto con el lanzamiento de “Love Me Do”, su primer single.
En el Año Nuevo de 1962 Los Beatles fue rechazado por la discográfica Decca, que optó por fichar en su lugar a la banda londinense Brian Poole & The Tremeloes, en un acontecimiento que tomó relevancia pocos meses después, en octubre de ese año, cuando el cuarteto de Liverpool inició su reinado absoluto en la música popular contemporánea con el lanzamiento de “Love Me Do”, su primer single, a través del sello EMI.
El rechazo del productor Smith
Mike Smith es el nombre del productor que dejó pasar la oportunidad de tener en sus manos por unas pocas libras al grupo que estaba destinado a cambiar la historia y, aunque tuvo buenos argumentos para descartar a Los Beatles, lo cierto es que meses después aceptó su falta de visión de futuro y enmendó su error firmando su primer contrato a Los Rolling Stones, por sugerencia del mismo George Harrison.
La audición se llevó a cabo en Londres y para llegar por primera vez en sus vidas hasta allí desde Liverpool los miembros del grupo viajaron apretujados en un pequeño auto cargado de equipos durante diez horas. La sesión duró cerca de una hora y, en ella, el cuarteto que aún contaba en la batería con Pete Best interpretó unas 15 canciones.
Sin embargo, el repertorio elegido por el mánager Brian Epstein para evidenciar la versatilidad de la banda resultó un incomprensible híbrido y las interpretaciones carecieron de brillo, producto del cansancio por el largo viaje y de la intimidación que sintieron los integrantes de la banda frente al destrato de Smith.
El rechazo del productor hubiera resultado lógico de no ser porque, tan solo diez meses después, Los Beatles inició su vertiginoso camino hacia la gloria absoluta al lanzar a través de EMI su primer single “Love Me Do”.
La prueba se llevó a cabo gracias a las gestiones de Epstein quien, con el prestigio que le otorgaba el hecho de ser dueño de una de las tiendas de discos más grandes del Reino Unido, convenció a Smith para que se acercara a The Cavern para presenciar un show de Los Beatles.
El productor no solo acudió al reducto liverpuliano, sino que además quedó impactado ante la vigorosa y pulida presentación del cuarteto que, a esa altura, ya contaba con varios años de fogueos en los escenarios más complejos, como sus temporadas en Hamburgo, por citar un ejemplo.
“Fue muy importante para todos. Allí aprendimos nuestro arte escénico, qué canciones funcionaban, cuáles no; cómo tener una buena relación con la audiencia. Hamburgo era como la escuela de música más dura del mundo”, contó el propio Pete Best en noviembre pasado, en una entrevista exclusiva concedida a Télam en ocasión de su cumpleaños 80, al recordar el momento en el que el grupo moldeó su estilo y se convirtió en profesional.
Convencidos de que la audición no sería más que una formalidad, los cuatro integrantes de la banda amontonaron sus equipos en el pequeño auto de su asistente Neil Aspinall y emprendieron su primer viaje a Londres en una congelada madrugada de Año Nuevo. Sin embargo, el conductor confundió el camino y el periplo demandó unas diez horas.
Agotados, los miembros del grupo se sintieron intimidados; primero, cuando Mike Smith llegó tarde y en mala forma luego de una larga noche de festejos, y luego cuando criticó los equipos de la banda y la obligó a utilizar los que había en el estudio.
En la hora siguiente, Los Beatles echó mano a un repertorio que mezclaba rocks clásicos, boleros, standards del cancionero popular y unas pocas composiciones propias de John Lennon y Paul McCartney. Así se sucedieron "Like Dreamers Do", "Money", "Till There Was You", “The Sheik of Araby", "To Know Her Is to Love Her", "Take Good Care of My Baby", "Memphis, Tennessee", "Sure to Fall (In Love with You)", "Hello Little Girl", “Three Cool Cats", "Crying, Waiting, Hoping", "Love of the Loved", "September in the Rain", "Bésame Mucho" y "Searchin'".
La cinta resultante -que durante muchos años circuló de manera pirata bajo el título “The Decca Tapes”, hasta que muchos de esos cortes se publicaron oficialmente en la serie “Anthology”, de 1995- muestra a un grupo desconectado, sin brillo, sin personalidad y carente de ideas. Todo lo contrario a lo que desplegaba en vivo y a la manera en que se presentaría al mundo en menos de un año.
A la hora de tener que optar entre Los Beatles y Brian Poole & The Tremeloes, el otro grupo que audicionó ese día, debido al escaso dinero que la compañía planeaba destinar para financiar a una banda debutante, Mike Smith se decidió por la segunda propuesta, sobre todo porque residía en Londres y no demandaría gastos extras de traslados.
Algunas historias posteriores, muchas de ellas alimentadas por Barry Miles, biógrafo oficial de Los Beatles, dan cuenta de frases desafortunadas por parte del productor a la hora de justificar su rechazo, como las que afirman que manifestó que los grupos de guitarras habían “pasado de moda” o las que aseguran que le soltó a Brian Epstein: “Si sos exitoso con la venta de discos, ¿por qué no te concentrás en eso y dejás de perder el tiempo con esta banda?”.
Los meses posteriores
En los meses siguientes, Los Beatles continuó siendo la banda más popular de Liverpool que diariamente abarrotaba The Cavern de público y consiguió un contrato con EMI para lanzar su primer single, bajo la atenta mirada del productor George Martin. Para ello, antes tuvo que cambiar a Pete Best por Ringo Starr. El resto es historia más que conocida. Probablemente, luego de aquel Año Nuevo de 1962, nunca más ningún integrante de Los Beatles volvió a escuchar un “no”.