En el anteúltimo programa de LAM, la panelista se mostró conmocionada por lo que sucedió en su domicilio.
Se viven horas particularmente extrañas en Los ángeles de la mañana. El programa que condujo Ángel de Brito las últimas seis temporadas llega a su fin mañana luego de seis temporadas en la pantalla de El Trece.
Durante las últimas semanas, las angelitas actuales e históricas se fueron despidiendo del ciclo, en un contexto de mucha emoción, mezclado con entrevistas en vivo y temas de actualidad. Y en el programa del jueves Andrea Taboada, una de sus panelistas históricas, alteró este esquema contando un escalofriante suceso que ocurrió en su departamento.
“Andrea estaba en su casa y desde el techo empezó a gotear sangre”. El tema lo introdujo el conductor, haciendo un paralelo con el terror planteado en el filme El exorcista, y dándole pie a la panelista para que hiciera catarsis con el resto del equipo, como si se tratara de una reunión de amigos. Mientras tanto, mostraban las filmaciones que Taboada había tomado del cielo raso, en el que se podía ver una importante grieta y las manchas de sangre que tanto asustaron a la panelista.
Según su relato, la grieta se produjo semanas atrás, cuando su vecino puso a llenar la bañadera y salió a hacer algunas compras. Se demoró más de la cuenta y el agua rebalsó, generando las roturas que la administración todavía no había reparado. Entre la locura típica de fin de año, potenciada por el impacto emotivo del final del programa, le restó importancia al asunto, hasta la tarde del miércoles, cuando al ingresar a su domicilio, vio gotas de sangre cayendo del techo y formando un charco en su alfombra. “Era mucha sangre”, sentenció.
Luego de la conmoción por el impacto, Andrea empezó a atar cabos con la ayuda de Estefi, una de las productoras del programa que vive en el mismo edificio. Días atrás, su vecino de arriba, el mismo de la bañadera, había fallecido cuando cayó desplomado en el living. “Era un hombre grande, estaba solo y había sangre en la habitación”, afirmó, mientras todos trataban de entender el confuso episodio, del que la periodista tampoco tenía demasiadas precisiones.
“Estuvo mucho tiempo el cadáver ahí, tardaron días en encontrarlo y después no lo podían tocar porque tenían que hacer las pericias”, aseguró Taboada, y agregó que fueron los vecinos del piso de arriba quienes empezaron a sentir un olor extraño y alertaron a las autoridades. El martes a la noche recién pudieron retirar el cuerpo y empezaron a limpiar el departamento, de ahí supone que filtró el agua con manchas de sangre. Visiblemente consternada, Taboada contó que no quiso averiguar demasiado, y que solo atinó a llamar a la administración, quienes se comprometieron a limpiar la sangre y a realizar los arreglos correspondientes.
“Esto no le pasa a mucha gente, Andrea, que la caiga sangre en el techo. Es raro tu edificio”, concluyó de Brito, y enumeró otros incidentes que había pasado la panelista en el inmueble. Primero, los típicos mensajes que se dejan en el ascensor, denunciando el incumplimiento de los protocolos por el coronavirus. Luego, las permanentes fiestas electrónicas que organizaban sus vecinos de al lado, una de ellas para alivio de Andrea ya no vive allí.
Hasta allí, problemas típicos de la propiedad horizontal. Pero la sangre es un límite. “¿No pensaste en mudarte?”, le preguntó el conductor. “Ayer cuando lo vi, dije ‘esto es una mala señal’”, reconoció como indicio, aunque no quiso indagar en demasiados detalles. “El edificio es divino, tu departamento también, pero te tenés que mudar”, coincidió su histórica compañera, Mariana Brey. “La sangre es materia viviente, debe limpiar la casa y armonizarse ella”, la aconsejó Pía Shaw. Sin embargo, Andrea escuchó todos los consejos pero no pudo tomar ninguna decisión. Todavía parecía conmocionada por la sangre del vecino de arriba goteando desde el techo y formando un charco en su alfombra.