El papa Francisco dijo que la Iglesia no es una "organización burocrática" ni una ONG, y que las oficinas de la Iglesia "son necesarias", pero sólo hasta "cierto punto".
Mientras dentro y fuera del Vaticano muchos se preguntan sobre el futuro de la reforma de la curia y el destino del Instituto para las Obras de Religión (IOR), el cuestionado banco de la Santa Sede, plagado de escándalos desde hace décadas, el papa Francisco dijo ayer que la Iglesia no es una "organización burocrática" ni una ONG, y que las oficinas de la Iglesia "son necesarias", pero sólo hasta "cierto punto".
Durante una misa en la Casa Santa Marta, en presencia de empleados del IOR, el Papa subrayó que "la Iglesia no es una organización burocrática, sino una historia de amor". "Cada uno de nosotros es un anillo en esta cadena de amor", agregó.
El Papa se centró más tarde en el exceso de burocratización y la atención a los aspectos materiales, que hacen perder de vista "la misión verdadera".
"Cuando la Iglesia quiere jactarse de su cantidad y hace organizaciones, hace oficinas y se vuelve un poco burocrática, pierde su principal sustancia", dijo Francisco.
Si cede a la burocracia, la Iglesia "corre el peligro de transformarse en una ONG. Y la Iglesia no es una ONG. Es una historia de amor. ¡Pero están los del IOR, discúlpenme! Todo es necesario, las oficinas son necesarias, está bien, pero hasta cierto punto", aclaró el papa argentino, en un intento de suavizar su homilía de ayer.
Varios analistas coinciden en que una de las pruebas más difíciles que tendrá Francisco por delante será ver qué hace con el IOR, que ha dañado la imagen del Vaticano durante más de tres décadas y enfrenta crecientes pedidos de reforma.
Tras la elección de Francisco y sus proclamas de una Iglesia "pobre y para los pobres", muchos aseguraron que el Pontífice quiere cerrar el banco del Vaticano.
Su ex vocero en la Arquidiócesis de Buenos Aires mencionó la hipótesis de que se podrían aplicar en el Vaticano las mismas recetas administrativas usadas cuando Jorge Bergoglio era arzobispo de la capital argentina, que incluían la renuncia a participaciones de la diócesis en diversos bancos locales para garantizar mayor rigor en las cuentas locales de la Iglesia.
Por su parte, ayer, los empleados y la cúpula del IOR dijeron que escucharon con satisfacción las palabras del Papa y mencionaron que hallaron tranquilidad en el hecho de que el IOR se considera fundamental para las necesidades de la Iglesia.