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30/09/2021 08:25 hs

Por qué comer más puede ser lo mejor para conseguir adelgazar

Internacionales - 30/09/2021 08:25 hs
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¿Llevas media vida machacándote el cuerpo (y la mente) con dietas hipocalóricas pero no consigues estabilizarte en tu peso ideal? Igual es que deberías de dejar ya de contar calorías y prestar más atención al valor nutricional de los alimentos que pones en tu plato.

Cuánto caminamos. Cuántos litros de agua bebemos. Cuántas horas dormimos. Nos pasamos la vida poniéndonos retos 'numéricos', olvidándonos de aquella vieja máxima que tan sabiamente proponía anteponer la calidad a la cantidad.

Un claro exponente de esta manía cuantificadora es nuestra obsesión por contar las calorías que ingerimos diariamente, especialmente, cuando nuestro objetivo es adelgazar. Guiados por el simplista "los hombres deben tomar 2.000 calorías al día y las mujeres, unas 1.800", caemos en la trampa de pensar que el secreto para deshacernos de nuestras lorzas consiste en reducir la cantidad de comida olvidándonos de aquel sabio dicho que ponía en valor la calidad sobre la cantidad.

"Cualquier dieta basada únicamente en la ingesta de un número concreto de calorías resulta, como poco, surrealista por muchos motivos. El primero de ellos y, probablemente uno de los más evidentes, porque nuestra actividad y, por tanto, nuestro gasto calórico no son los mismos un lunes que un domingo, por poner en un ejemplo muy visual", explica la endocrina María Amaro.

Además de la actividad física que realizamos, Amaro explica que hay otros factores que deberían de tenerse en cuenta antes de machacarnos el cuerpo y la moral con dietas hipocalóricas, como "la masa muscular o la temperatura corporal de cada persona".

Pero más allá de que, como decía Serrat, "cada uno es como es" y necesita un plan a medida, en dieta y ejercicio, hay un punto sobre el que deberíamos reflexionar todos. "Lo importante no es el número de las calorías, sino la calidad de los nutrientes que nos aportan. No es lo mismo 2.000 calorías de una pizza que de un entrecot. La clave está en discernir de dónde vienen esas calorías", apunta Amaro.

Parece fácil, ¿no? Pues no lo debe de ser tanto cuando España es uno de los países con mayores índices de obesidad y desnutrición. "Comemos, pero no nos alimentamos. Nos metemos en el cuerpo muchas calorías de forma muy rápida que no nos sacian y tenemos que seguir comiendo".

Los principales culpables de este sinsentido son, como no, los ultraprocesados porque, más allá del desastre nutricional al que nos abocan, están 'diseñados' para avivar nuestra gula. "El pescado, la carne, los huevos o las patatas, por poner algunos ejemplos, pueden tener las mismas calorías que un pastel o un bollo (en función de la cantidad) pero su paso por el sistema digestivo es más lento. En cambio, los ultraprocesados, al digerirse con mayor rapidez, hacen que nuestro cerebro no llegue a segregar las hormonas de la saciedad y sigamos comiendo".

DIETAS HIPOCALÓRICAS

Si lo importante es la calidad, ¿Por qué esta obsesión por ingerir pocas calorías? "Por puro desconocimiento. Por estar poniendo el foco exclusivamente en el número de calorías que ingerimos con cada comida y pensar que, si ingerimos menos y nos movemos igual o más, perderemos peso", asevera Sofia Recacoechea, 'health coach' por el Institute for Integrative Nutrition de Nueva York, técnico superior en dietética y cofundadora de Goodermood.

Y, efectivamente, puede que sea así pero "sólo a corto plazo", detalla. Aquí va su explicación: "Incidir sólo en la cantidad sin tener en cuenta la calidad y el equilibrio nutricional de los alimentos que comemos nos generará un desequilibrio hormonal que, a la larga, nos hará incluso aumentar más de peso. Se mire por donde se mire, no es una forma sostenible de llevar una vida con energía y salud".

Su propuesta: "Comer más cantidad, optando por alimentos saciantes con alta densidad nutricional que nos aporten vitaminas, minerales y fibra".

Nuestro cuerpo, prosigue Recacoechea, necesita que "los alimentos que ingerimos nos aporten los nutrientes esenciales que solo puede obtener de lo que comemos: vitaminas y minerales -presentes prioritariamente en fruta y verdura-; nueve aminoácidos esenciales -que encontraremos en las proteínas de calidad que nos proporcionan el huevo y el pescado-; grasas omega 6/omega 3 -en el pescado azul, el aove y los frutos secos-, y la energía suficiente para garantizar el buen estado de nuestras células».

En definitiva, "comida real, variada y nutritiva en contraposición a las calorías vacías que encontramos en ultraprocesados, azúcares, hidratos refinados y grasas trans", concluye.
 
Efecto rebote

G. G. M.

"Nuestro organismo, cuando ingiere menos calorías de las que necesita, se pone en modo supervivencia. Genera adaptaciones para compensar ese déficit calórico al que se ve sometido: aumenta la hormona del apetito (grelina); disminuye la de la saciedad (leptina); y reduce el metabolismo basal, para 'gastar' lo mínimo para cumplir las funciones vitales», relata Sofía Recacoechea, de Goodermodd.

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