Todo empezó cuando una familia de Houston (Texas) decidió limpiar el garaje en el que estaba la caja. El padre, fallecido recientemente, la había guardado durante años, y sus seres queridos no fueron capaces de abrirla, por lo que se la dieron a un chatarrero. Podía quedársela para convertirla en chatarra con la condición de que si contenía algo de valor tenía que devolverlo.

Así fue como el pesado y enorme objeto, de más de 1.000 kilos, llegó a la tienda de David Molick, el cerrajero propietario de Robbie´s Key & Lock, que recibió la tarea de desvelar su ansiado contenido. Sin embargo, su misión no fue nada fácil.

“Me enseñó una foto del mecanismo de seguridad y vi que era muy complicado. Fue realmente difícil abrirla. Estaba bastante golpeada. Parecía que alguien había intentado forzarla, la parte delantera tenía muchos golpes”, reveló el cerrajero.

Tardó más de 20 horas, pero finalmente, tras hacerle diez agujeros, logró descubrir su contenido. Lo que le mostraron sus ojos no le dejó indiferente. Había una enorme cantidad de dólares de oro y plata en sus compartimentos e incluso 50 Krugerrand, unas monedas de oro sudafricanas de gran valor. Molick estima que el tesoro equivale a unos 2.5 millones de dólares (1.8 millones de euros). El cerrajero rápidamente llamó a la policía para comunicarles su hallazgo.

“Custodiamos temporalmente las monedas. Las dos partes relacionadas con el hallazgo (el chatarrero y la familia) resolvieron sus diferencias y las monedas fueron devueltas a quien correspondía”, confirmó el portavoz de la policía Keese Smith, que rechazó dar una cifra exacta sobre el valor del tesoro.

A pesar de que la identidad de las dos partes permanece en el anonimato, el abogado de la familia ha confirmado que estos ya han recuperado el botín y que no hay ningún tipo de debate sobre su propiedad, ya que han firmado un acuerdo en el que se detalla que son los legítimos propietarios de la fortuna. Mientras tanto, la misteriosa caja fuerte parece que finalmente se convertirá en chatarra. (contexto.com)