Según el semanario italiano Panorama, la NSA habría interceptado llamadas entre 2012 y 2013; estaríanincluidas las comunicaciones del papa Francisco
Nadie se salva del escándalo de espionaje de Estados Unidos: la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) espió hasta al Vaticano y, muy probablemente, a Francisco.
Según revelaciones del semanario italiano Panorama, entre los 46 millones de llamadas interceptadas por los Estados Unidos entre el 10 de diciembre de 2012 y el 8 de enero de 2013 también habría comunicaciones realizadas desde y hacia el Vaticano. La de ayer es la más reciente de las revelaciones sobre la increíble dimensión de las escuchas por parte de la agencia, que puso en un verdadero aprieto a la Casa Blanca.
Hay serias sospechas de que el gran hermano, o, mejor dicho, el gran oído norteamericano, continuó captando las conversaciones de diversos prelados hasta el inicio del cónclave, el 12 de marzo pasado. Las escuchas habrían incluido esas llamadas que entraban y salían de la Domus Internationalis Pablo VI de Roma, donde vivía el entonces cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo primado de Buenos Aires.
Ese hotel para sacerdotes, ubicado en la céntrica Via de la Scrofa, saltó a la fama mundial el 14 de marzo, día después de la elección del papa argentino, cuando Bergoglio quiso volver para buscar sus pertenencias y pagar la cuenta.
Si bien el anticipo de Panorama, cuya versión integral podrá leerse mañana, tuvo inmediata repercusión en todo el mundo, en el Vaticano fue tomado con calma.
"No tengo ninguna información al respecto y, en todo caso, no estamos para nada preocupados", dijo el vocero de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.
Más tarde, la misma NSA desmintió en forma tajante la información de la revista italiana. Panorama, que aseguró que el espionaje duró todo el cónclave, recordó que el nombre de Jorge Bergoglio ya había aparecido durante el escándalo WikiLeaks, en 2010.
Entre los documentos filtrados por el famoso portal de Julian Assange ese año, de hecho, figuraba el cardenal argentino en un total de ocho despachos escritos por funcionarios diplomáticos de la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires.
En esos cables se hablaba del cardenal primado de Buenos Aires como uno de los papables en el cónclave de 2005, cuando se eligió a Benedicto XVI sucesor de Juan Pablo II. Entonces, se lo definía como un "pastor sabio". En papeles fechados en 2007, en cambio, se hacía hincapié en la "mala relación" que el arzobispo mantenía con el entonces presidente Néstor Kirchner.
Pero no sólo estaría el primer papa argentino entre los espiados del Vaticano por la NSA. También habrían sido objeto de interceptaciones las comunicaciones del presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR), Ernst von Freyberg.
Después de meses con el IOR a la deriva luego de la defenestración de Ettore Gotti Tedeschi, en mayo de 2012, Von Freyberg fue designado al frente del cuestionado Ior, acusado de lavado de dinero, justo días después de la renuncia de Benedicto XVI, en febrero pasado.
Según la revista italiana, las llamadas en entrada y salida desde el Vaticano, así como las de cardenales y obispos residentes fuera de ese territorio, se clasificaban de acuerdo con cuatro categorías: "leadership intentions" (intenciones de liderazgo), "threats to financial system" (amenazas al sistema financiero), "foreign policy objectives" (objetivos de política exterior) y "human rights" (derechos humanos).
Desde el Vaticano se recordaron las impresionantes medidas de seguridad -con sistemas de protección de los ambientes con pantallas electrónicas y aparatos de frecuencias electromagnéticas que impiden cualquier actividad de escucha- tomadas durante el cónclave. Tales medidas de protección también habrían incluido la Casa del Clero de Via della Scrofa 70, donde vivió Jorge Bergoglio hasta el 12 de marzo.
El escándalo VatiLeaks, la filtración de documentos reservados del mismo despacho de Benedicto XVI gracias a su ex fiel mayordomo Paolo Gabriele, durante 2011 y 2012, por otra parte, hizo que el Vaticano reforzara al máximo sus sistemas de seguridad. Más allá del revuelo por el presunto espionaje, tampoco había demasiada sorpresa. Según recordaba ANSA, durante la Guerra Fría el Vaticano fue el Estado más espiado del planeta, sobre todo por parte de los regímenes bajo protección de la ex Unión Soviética.
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