La Voz Argentina: las historias de vida, su camino en el reality y cómo viven las horas previas los cuatro finalistas
- 05/09/2021 12:25 hs
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Luz Gaggi, Ezequiel Pedraza, Nicolas Olmedo y Francisco Benítez palpitan con Teleshow la definición de la tercera temporada del éxito de Telefe.
El rating, con un promedio diario en torno a los 20 puntos. Las redes sociales, haciendo tendencia al programa, a los coachs y a cada uno de los participantes. El público, votando de a millones para definir el desenlace. La tercera temporada de La Voz Argentina (Telefe) tuvo un alto contenido artístico y todos los condimentos para convertirse en un gran show. El programa conducido por Marley recibió a talentos de diferentes edades que se fueron perfilando como favoritos, decepciones, revelaciones, aspirantes y malvados. Denuncias de acomodo, rencillas del pasado, historias de vida cautivantes. Estrellas invitadas que colaboraron en la etapa de coacheo, enriqueciendo y aportando un nuevo matiz para el ensayo ocasional.
En ese panorama de miles de sueños, provenientes de cada rincón del país y desde más allá de las fronteras, Nicolás Olmedo, Ezequiel Pedraza, Francisco Benítez y Luz Gaggi sacaron ventaja por encima de sus compañeros. Primero, fueron sus voces, carta de presentación desnuda ante el jurado integrado por Ricardo Montaner, Soledad Pastorutti, Mau y Ricky y Lali Espósito. Después, fueron una voz con una cara, con un cuerpo, con un lenguaje corporal y con una actitud en escena que fueron adquiriendo, desarrollando y perfeccionando con el andar en la competencia. Finalmente, fue el público el que los eligió. Y cuando eso sucede, es porque algo realmente pasa.
Esta noche a las 22 será la hora de la verdad. Marcará el punto de llegada de un camino y también el comienzo de otros cuatro. En estricto orden cronológico, estos son los cuatro finalistas que buscarán convertirse en los ganadores de la tercera edición de La Voz Argentina
Nicolás Olmedo - Team Lali
Oriundo de Apóstoles, en la provincia de Misiones, tiene 24 años y comparte su pasión por la música con la docencia. Es profesor de inglés y a partir de allí se explica una de sus fortalezas a la hora de interpretar las canciones en la lengua de Shakespeare. Pero este apenas es un detalle. Su voz, su carisma, su humildad, su sensibilidad lo hicieron progresar en el certamen hasta la instancia decisiva.
Nicolás empezó a desarrollar su gusto por la música en su casa, mirando novelas y videoclips en la televisión, subyugándose por las melodías que lo inspiraban para cantar. A los diez años hizo su debut semi profesional en una iglesia, y fue amor a primera vista. “La música es mi mejor expresión, me gusta transmitir lo que canto. Me gustaría que sea una vidriera para que más gente pueda compartir, identificarse con lo que hago y compartirlo conmigo. Soy bendecido de estar acá”, contó en la previa de su audición a ciegas. El tiempo pasó demasiado rápido. Y en el medio, pasaron demasiadas cosas.
"Me sentí sorprendido cuando escuché que estaba en la final. Realmente fue inesperado y una sorpresa genuina que no estaba en mis planes”, confiesa el misionero a Teleshow. “Pensé en ese Nico chiquito, que empezaba con la ilusión de cantar, con vergüenza en su habitación, y que ahora estaba logrando llegar a la final de este programa, que es una locura”, agrega y se toma un rato para agradecer a sus coaches- Primero, fueron Mau y Ricky. Luego, fue adoptado por Lali, con ojo artístico”
”Aprendí tantas cosas... Algo que me quedó marcado es que se puede tener una gran voz, un gran talento, pero que si no se tiene un gran corazón no sirve de nada. Me enseñó a que hay que ser humilde y tener los pies sobre la tierra, que eso también te abre puertas. Me llevo eso y consejos técnicos que me ayudaron a llegar hasta acá”, señala.
Nicolás habla pausado, como si estuviera por cantar en su habitación allá lejos y hace tiempo. “Es como vivir un sueño que se está haciendo realidad y que va en aumento. Sinceramente, no estaba en mis expectativas en todo esto, tanto cariño, tanta repercusión en las redes: superó mis expectativas totalmente”, reconoce. Y para esta noche, se propone dejar todo en el escenario y disfrutar, una palabra que se repite en su vocabulario. “Muchas veces nos enfocamos en el resultado y no en el ser feliz, en saber que lo que estoy viviendo tal vez nunca se va a repetir de la misma manera. Tengo expectativas, está en cada uno querer ganar, pero no quiero enfocar toda mi energía y atención en eso. Hasta donde llegué y en la manera que crecí ya es ganar”.
Ezequiel Pedraza - Team Montaner
Hubo un tiempo en el que Ezequiel Pedraza quiso ser futbolista. Probó suerte en las inferiores de la Asociación Atlética Estudiantes de su Río Cuarto natal, pero la pelota fue perdiendo terreno ante la guitarra y los libros. A sus 26 años, reparte pasiones entre la música y la psicología. En los colegios, en los bares en las tertulias virtuales del Imperio cordobés solo se habla del crédito local. Y hacen fuerza para que sea el ganador.
En su patria chica, Ezequiel ejerce su profesión en el Centro de Día Proyectar, que atiende a personas con discapacidad intelectual y su momento de mayor disfrute es cuando ambas pasiones confluyen en un camino. Y si él es feliz, su familia también lo es: “Llenan parte de su corazón. Eso me pone orgullosa y me emociona”, señaló su mamá Marisa en el video de presentación.
Por entonces, faltaba un largo camino por recorrer. Pero había algo en la sangre, una posta en forma de guitarra, una estrella que ilumina cada vez que oficia de cantor. Su abuelo paterno Ricardo Pedraza, tuvo un recorrido importante en la escena cultural y falleció sobre un escenario haciendo lo que tanto amaba. Y fue el abuelo quien unos días antes de morir, le regaló su primera guitarra. Un legado que Ezequiel no dudó en honrar.
“Realmente sentí una felicidad enorme que nunca imaginé, peor me sentí muy feliz y muy contento por llegar a esta instancia”, revela el cordobés a Teleshow. “Lo primero que se me vino es mi familia que siempre están acompañándome como también mis amigos y familiares que ya no están físicamente, como mi abuelo que fue el que me dejó su legado, regalándome la guitarra 15 días antes de morir y que me dio a entender de que tenía que seguir por este camino”.
“La mayor enseñanza enseñanza de la que tomé de Ricardo (Montaner) es que uno tiene que cantar con el corazón y que debe sentir las canciones y sobre todas las cosas debe poner todo el sentimiento en una canción, más allá de la parte vocal que es importante, pero si uno canta con el corazón se puede traspasar el corazón del resto de las personas”, expresa con mucha emoción el joven sobre todo lo que aprendió de su coach.
En cuanto a lo que siente y lo que vivirá en la gran final, manifesta: “La verdad es que estoy emocionado y sorprendido porque uno jamás espera toda esta repercusión. Soy un agradecido por el cariño y el apoyo de la gente. Uno no toma dimensión hasta donde se puede llegar y todo eso me pone muy feliz y contento. Las expectativas que tengo para este domingo es poder disfrutar con mis compañeros de un momento único e irrepetible. Quiero dar lo mejor y ser feliz con todos los integrantes del programa que hacen que uno se sienta tan cómodo arriba del escenario”.
Francisco Benítez - Team La Sole
Francisco Benítez es de Colonia Tirolesa, una localidad cordobesa de poco más de cinco mil habitantes ubicada a 27 kilómetros de la capital provincial. El joven de 22 años trabaja en una cooperativa eléctrica y sufre de tartamudez desde los 6 años, algo que no le sucede cuando canta. Quedó demostrado en su primera audición y en cada ocasión que se enfrentó al desafío de La Voz.
“He sido el chico con problemas siempre, he sufrido mucho el no aminarme a hablar en público. No salía de mi casa, no quería hablar con nadie, he estado solo en mi pieza y llegó un punto en el que no quería estar más en este mundo. Hasta que un día, por cosas del destino, conocí a mi novia Rocío y fue ella quien me impulsó a que no me quede atrás. Cantar me hace ser otra persona”, contó en el casting. La pareja espera su primer hijo, que nacerá en pocos días.
“Lo que sentí cuando Marley dijo mi nombre no lo podía creer: nunca me había imaginado llegar hasta aquí. Enseguida se me cruzaron las imágenes de mi familia, toda la gente que me apoyó y de la gente me conoce de chico”, dice Francisco con una timidez de la que se despoja solo a la hora de subir a escena.
Para La Sole, que confió en él desde el primer momento, solo tiene palabras de gratitud: “Me dice que siempre me maneje con humildad. Yo estoy agradecido por el trabajo y el tiempo que dedicaron. Me ayudó a estar tranquilo y a crecer mucho día a día. Me tomo todo con muchísima calma, porque sé que esto es algo loco” reconoce Francisco y su tono de voz no miente. “Estoy muy agradecido a la gente que me vota y cada paso que doy trato de mantener los pies sobre la tierra. Para hoy, que gane el mejor, que gane el que tenga que ganar. Yo solo pido estar bien en el escenario y hacer lo que tanto me gusta”, remata.
Luz Gaggi - Team Mau y Ricky
De chica Luz Gaggi solo quería bailar. Era un juego, una vocación, una pasión, una forma de canalizar toda esa energía de niña. En su casa de La Plata había música, se escuchaba en cantidad y no se distinguía en estilos. Ella escuchaba, de todo un poco, y bailaba. Siempre bailaba. Hasta que un accidente le puso un freno a su sueño.
A los 9 años, Luz sufrió una epifisiólisis, un accidente que desplaza la cabeza del fémur. Su vida cambió, y pasó de ser la nena que bailaba a ser la nena de la silla de ruedas. O la de las muletas. “Me afectó en la vida social, sobre todo en tratar de entender la curiosidad de la gente”, señaló la adolescente. Hasta que descubrió la música. Primero, en su habitación. Después, en los actos escolares. En poco tiempo, ante millones de espectadores que la adoptaron como una de las favoritas para convertirse en La Voz Argentina.
“Apenas me nombraron quedé como en pausa, estaba feliz pero no entendía que estaba en la final, no caí en el momento”, dice a Teleshow la joven de 19 años, que festejó casi como un acto reflejo. “Marley había dicho mi nombre y la gente aplaudía, nos vi a Magda y a mí en ese escenario tan conmocionadas y ansiosas que no me salió otra que abrazarla y lagrimear de la emoción”, confiesa y agrega un guiño colectivo: “Es el día de hoy que sigo creyendo que todo el team está dentro de la final”.
Luz fue elegida por el team Mau y Ricky y junto a ellos desandó el camino hacia la final. “Me llevo su forma de ver las cosas. En el escenario uno tiene que ser un fuego y dar un show pero cuando uno baja nunca tiene que dejar de ser humilde ni buena gente. En una de las galas también me plantearon esto de que me tenía que soltar más cuando cantaba porque me iba a hacer mal y era egoísta que no me suelte para quien estaba escuchando, a partir de ahí cada vez que subo al escenario me lo tomo como una aventura y como si fuera mi última vez, entonces me dejo fluir”, destaca agradecida.
La platense fue sorteando cada etapa con aplomo y se convirtió en una de las preferidas del público, incluso el propio Ricardo Montaner la señaló como la más talentosa de todas las ediciones de La Voz. “Estoy tratando de vivirlo lo más pasivamente posible, por suerte mi crecimiento fue dentro de todo paulatino. Es una locura pensar que estás en la mira de mucha gente y que un gran porcentaje de esa gente te banca a más no poder y te llena de cariño”, puntualiza.
De cara al domingo, coincide con sus compañeros en vivirlo con cautela: “Llegué a una instancia en la que no pido nada más. Comparto escenario con tres hombres hermosos con un talento inmenso y ya con eso me siento afortunada, espero y sé que les va a ir increíble, que nos va a ir increíble. Esto es un regalo y los regalos hay que disfrutarlos y celebrarlos”, finalizó.