Un hombre de 23 años ha hablado del horror de necesitar una nueva vejiga apenas a los 17, después de inhalar la ketamina.
Matt, de Hampshire (Inglaterra), comenzó a usar drogas cuando tenía sólo 12 años y el consumo de cannabis subió en espiral, y rápidamente pasó al abuso de drogas duras.
Empezó a tomar ketamina a los 16, y en sólo un año, había tomado tanta, que provocó un daño irreversible a su cuerpo.
La ketamina es conocida por la reducir y cicatrizar la vejiga. La de Matt se había encogido hasta el tamaño que normalmente se ve en un jubilado.
Con tan sólo 17 años, el joven necesitó que le extirpen su vejiga y le hagan una nueva a partir de su intestino. De otra manera, debía enfrentar una vida de incontinencia.
Matt es uno de varios jóvenes que aparecen en el documental BBC3 llamado "Viejo antes de tiempo", donde se cuentan las historias de varios jóvenes con dolencias típicamente vistas en ancianos debido al abuso de drogas.
A pesar de que tiene una nueva vejiga, Matt no está libre de problemas de salud. Cada dos semanas debe insertarse un catéter -un tubo delgado y flexible- en el ombligo y sacar con una jeringa el moco que acumula en su vejiga.
El uso de la ketamina en el Reino Unido se ha duplicado desde 2006 - en la época Matt comenzó a tomarla.
En el documental, explica: "Comencé a tomar drogas cuando tenía 12 años. A partir del cannabis, poco a poco fui usando cosas más duras. Cuando empecé a tomar ketamina, tomaba un gramo en una noche, pero en poco tiempo usaba de 10 a 15 gramos. Fueron tiempos difíciles".
Pero en cuestión de meses, su cuerpo comenzó a oponerse violentamente a su consumo de drogas. "Estaba en una fiesta, traté de ir al baño y fue muy doloroso. A continuación, una gran bola como baba y sangre salió... fue horrible".
Matt fue a ver a un especialista que le dio una noticia impactante: la vejiga se había reducido a una fracción de su tamaño normal y era más pequeña que la de un anciano.
Una vejiga normal puede contener hasta 500 ml, pero Matt podía contener sólo 5 ml.
Normalmente, la pared de la vejiga se expande cuando se llena de orina y se contrae al vaciado. Pero el uso de ketamina extrema puede causar rigidez y cicatrización en las paredes de la vejiga, lo que significa que sólo puede expandirse a una décima parte de su tamaño normal.
Para evitar una vida de incontinencia, Matt tenía dos opciones. Podría tener una bolsa atada a su cadera, o podía eliminar totalmente su vejiga y hacerse una nueva con su intestino (una cirugía típica en una persona de 60 o 70 años de edad).
Hizo lo último, pero ahora debe sacar el moco de su vejiga cada dos semanas por una jeriga, por el resto de su vida.
Sus días de jugar rugby han terminado, y tiene riesgo de infecciones renales peligrosas.
Además, su nueva vejiga no durará para siempre, y tendrá que cambiarla otra vez en 20 o 30 años.
La ketamina no sólo causa problemas físicos como los de Matt. Puede afectar seriamente el cerebro, también.