La cifra cuatriplica la cantidad que había hace 10 días. En total, son 6.168.340 los que esperan completar la inoculación de la vacuna rusa, y 7.206.625 la de AstraZeneca o Sinopharm
A este fin de semana, suman 6.168.340 las personas que esperan la segunda dosis de la Sputnik V. De esta cifra, 885.822 tienen el plazo vencido para la aplicación del segundo componente de la vacuna rusa, que es distinto del primero y se necesita para completar la inmunización contra el COVID-19.
Las personas que recibieron la primera dosis de la vacuna rusa hace más de 90 días, pero que aún no fueron convocadas para la segunda. O como denunciaron residentes en la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo, les cancelaron en los últimos 15 días el turno asignado para la segunda aplicación.
La falta de segundas dosis que permitan completar los esquemas de vacunación es uno de los principales problemas que enfrenta el Gobierno hoy en su estrategia contra la pandemia. Ante la llegada en mayo y junio de un volumen mucho mayor de vacunas respecto de los meses anteriores - suman 26.847.730 las arribadas a la fecha -, el segundo componente de la Sputnik V se convirtió en el principal flanco de cuestionamiento en materia de vacunación por parte de la oposición, así como de creciente preocupación en la sociedad.
Al punto que la administración de Alberto Fernández convocó a expertos para estudiar la posibilidad de combinar vacunas de distintos laboratorios para completar los esquemas de inoculación ante el posible ingreso de la variante Delta al país. Básicamente esta alternativa está pensada para suplir la falta del componente dos de la Sputnik.
Por lo pronto, ya el ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós, anunció el viernes que la Capital Federal realizará un estudio de combinación de vacunas y convocó a voluntarios que tengan la primera dosis de la Sputnik V hace más de 30 días.
El miércoles, en una reunión del Consejo Federal de Salud (Cofesa) que integran los ministros de Salud de todas las provincias junto a la titular de la cartera nacional, Carla Vizzotti, se consensuó acelerar la estrategia para completar los esquemas de vacunación en los mayores de 40 años. Fue a partir de una de las recomendaciones realizadas por la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn).
También, se acordó acortar los intervalos establecidos entre la aplicación de la primera y segunda dosis, a ocho semanas para las vacunas basadas en plataformas de vectores virales (como la Sputnik y de AstraZeneca) y a cuatro semanas para las vacunas desarrolladas con virus inactivado como la de Sinopharm).
La propia Vizzotti señaló que esa decisión de acortar los intervalos se tomó “atento a la importancia de completar esquemas ante el riesgo que implican las variantes de preocupación”, en referencia a la Delta, que tiene una mayor transmisibilidad.
Se revirtió así la postura oficial tomada en marzo por la falta de vacunas de postergar un mínimo de tres meses la aplicación de las segundas dosis, más allá del intervalo menor recomendado por sus fabricantes en el caso de la Sputnik y la Sinopharm. El objetivo en ese momento era inmunizar a la mayor cantidad de gente de los grupos prioritarios al menos con medio esquema, para hacer frente a la segunda ola de coronavirus y tratar de evitar una mayor cantidad de muertos. La vacunación no evita completamente la posibilidad de contagiarse, pero sí garantiza transitar en forma más leve la enfermedad y reduce drásticamente la mortalidad.
Hoy, con la irrupción de las nuevas variantes cambió, el escenario cambió y los expertos coinciden en que es necesario avanzar con la vacunación de la segunda dosis en este momento para prevenir la cepa Delta, que aún no circula en forma comunitaria en el país.
El stock existente de vacunas - 5.537.704 al viernes último - permitiría acelerar la aplicación de las segunda dosis y acortar los intervalos, excepto en el caso de la Sputnik V. La diferencia entre el total de arribadas y las que figuran como aplicadas al viernes último, arroja un remanente de 460.878 segunda dosis de Sputnik V en poder de las provincias que aún no se usaron, una cantidad menor en relación a los que esperan la segunda dosis de la vacuna rusa.
Frente a este panorama, una buena noticia es que el Laboratorio Richmond anunció que prevé fabricar para agosto un millón de dosis por mes del componente 2.
Cinco a una
Si bien el martes pasado arribaron 350.000 del componente dos, esta cantidad está lejos de cubrir la necesidad de la segunda dosis de la vacuna rusa. La cifra contrasta con las 1.141.000 dosis del componente uno que llegaron el viernes, el “récord de cantidad de vacunas cargadas en un solo vuelo”, como celebró el Gobierno en un comunicado oficial.
Los arribos desde el 24 de diciembre pasado muestran que por cada 5 dosis del componente uno, apenas llegó al país 1 dosis del componente dos: 9.375.670 contra 1.890.160.
A medida que pasan los días, se suman más personas cuyo plazo para completar la inoculación se vence. Al 22 de junio pasado, eran 218.648 los que habían cumplido los 90 días, menos de un tercio que hoy.
Originalmente, el Centro Gamaleya había recomendado la segunda aplicación de la Sputnik V entre los 21 y los 28 días, aunque aseguraron que el intervalo entre las dos aplicaciones podría extenderse hasta un máximo de dos meses, pero no hicieron referencia a extenderlo a tres meses o más.
Hasta el viernes último, 7.597.622 personas recibieron el primer componente de la vacuna rusa en Argentina, pero solo 1.429.282 el segundo. La mayoría de los que tienen las dos dosis de la Sputnik V aplicadas corresponden al personal de salud, el primer grupo que se priorizó al comienzo del plan de inmunización, cuando solo había llegado la vacuna rusa al país.
Según un estudio de efectividad de las vacunas para reducir la mortalidad por COVID-19 en personas mayores de 60 años, realizado por el Ministerio de Salud entre febrero y junio de este año, la Sputnik V alcanza una efectividad de 74.9% con la primera dosis, del 93,3% con el esquema completo.