La demora sigue en los países con medianos y bajos ingresos por dificultades en la compra de dosis, entre otras razones. Se administraron 2,8 mil millones de inyecciones a nivel global.
La pandemia del coronavirus ya afectó a más de 179 millones de personas en el mundo. Las muertes por la infección por el coronavirus ya superaron los 3,8 millones. Además, la pandemia ha provocado su impacto sobre la atención de las enfermedades crónicas al provocar un desborde de la atención en los hospitales. En ese contexto, la vacunación contra el COVID-19 es clave para contrarrestar el avance de los contagios y reducir el riesgo de que aparezcan nuevas variantes del virus que sean aun más difíciles de controlar.
Sin embargo, el proceso de la vacunación, que empezó con la primera aplicación de una dosis en diciembre pasado en el Reino Unido está demorado a nivel global. Hoy, solo el 22,2% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de la vacuna COVID-19.
Se han administrado 2.800 millones de dosis en todo el mundo, y actualmente se administran 40,5 millones cada día. Pero la desigualdad en el acceso a las vacunas es notable: sólo el 0,9% de la población de los países de bajos ingresos ha recibido al menos una dosis, según el portal OurWorldInData.
Por un lado, ya hay decenas de países que tienen avanzadas las campañas de vacunación mientras se apuran para proteger a la población y a poner en marcha sus economías. Muchos se encuentran en una situación en la que las personas más vulnerables están totalmente vacunadas, lo que hace esperar que los peores efectos de la pandemia hayan pasado. Sin embargo, muchos países en desarrollo tienen dificultades para adquirir las dosis de vacunas adecuadas y sufren nuevas oleadas de la pandemia.
Los que tienen las campañas de vacunación más avanzadas -como Israel, EE.UU. y el Reino Unido- han empezado a ver los beneficios, con un descenso de las tasas de mortalidad a medida que sus poblaciones se inmunizan. Esta semana, Shao Yiming, portavoz del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China, anunció que aumentó su umbral de inmunidad de rebaño por vacunación del 70% de los vacunados al 85%. Allí ya se aplicaron más de mil millones de dosis de vacuna, pero se necesitarían más de 2.200 millones de dosis para alcanzar ese nivel de cobertura en China
En tanto, varios países de Europa también han ampliado su cobertura vacunal, pero muchos países en desarrollo todavía no han podido adquirir dosis al mismo ritmo. Esa demora puede repercutir no solo en la población de los países en desarrollo sino también en la de los países desarrollados.
Mientras tanto el coronavirus se sigue llevando vidas humanas. El número de víctimas mortales a nivel mundial del COVID-19 en 2021 ya ha superado el número total de víctimas mortales del virus en 2020. Aproximadamente 1,88 millones de personas murieron a causa de la enfermedad en todo el mundo el año pasado, frente a los 1,99 millones de este año hasta el 22 de junio, según datos de la Universidad John Hopkins.
A pesar de que ya existen vacunas, algunas naciones han tenido dificultades especialmente este año, como la India, donde se han registrado más de 200.000 muertes por COVID-19 este año. A pesar de que los contagios y las muertes diarias han descendido a niveles mínimos históricos, en Estados Unidos se han registrado casi 250.000 muertes relacionadas con el COVID en 2021, en gran parte debido a un aumento de los casos a principios de año.
Una de las razones del aumento de casos son la aparición de las variantes de preocupación. La variante Delta del coronavirus tiene el potencial de ser más letal y pone a las personas más vulnerables en un riesgo aún mayor, advirtió esta semana la Organización Mundial de la Salud, que asegura que se agota el tiempo para hacer llegar las vacunas del COVID-19 a las poblaciones que están más en riesgo de desarrollar complicaciones.
El director de emergencias de la OMS, Michael Ryan, lamentó el “fallo moral catastrófico” que supone no haber vacunado a la población en más alto riesgo en todos los países. “Esta variante Delta es más rápida, más capaz, atacará a los más vulnerables de forma más eficaz que las anteriores y si hay gente vulnerable sin vacunar, está en mayor riesgo. Todas estas variantes son letales, pero ésta tiene más potencial porque es más eficiente en la transmisión y eventualmente encontrará a las personas que enfermarán de gravedad, serán hospitalizadas y podrán morir. Podemos proteger a esa gente vulnerable ahora”, dijo Ryan.
Desde la agencia sanitaria de Naciones Unidas, reconocieron que a ningún país le “sobran” vacunas. Pero aclaró que la solidaridad consiste en donarlas, no cuando sobren, sino una vez que se haya vacunado al personal sanitario, población mayor y de riesgo. “Si esperamos a que sobren, nunca se donarán”, señaló Bruce Aylward, asesor senior de la OMS.
La epidemióloga que lidera la respuesta al coronavirus de la OMS, María Van Kherkove, insistió en que las vacunas siguen siendo eficaces contra todas las variantes, pero recalcó que para obtener la máxima protección hace falta recibir la pauta completa de vacunación. “Hasta ahora las vacunas son altamente eficaces, pero puede haber una constelación de mutaciones que hagan que pierdan eficacia”, afirmó, insistiendo en que los más importante es frenar la transmisión del virus.
Consultado por Infobae, Melchor Mazzini, director de Advocacy de la organización no gubernamental AHF Argentina, comentó sobre el impacto de la demora en la vacunación en los países en desarrollo: “Salvo en algunos países (principalmente desarrollados), la vacunación sigue lenta. Entendemos que eso se debe a la falta de insumos y de laboratorios disponibles para elaborar más vacunas a mejor ritmo. Al ritmo actual de vacunación, tardaríamos 5,8 años en inmunizar al mundo contra la COVID19″.
La organización sin fines de lucro lleva adelante una iniciativa Vacunar a Nuestro Mundo. “Desde nuestro punto de vista -sostuvo Mazzini- es urgente que se realice la suspensión de patentes y transferencia de tecnología para la producción de vacunas genéricas. Esto depende de la decisión de los países y las empresas del sector farmacéutico. Buena parte del dinero de investigación y desarrollo ha sido aportado por dineros públicos. Insistimos por eso en que las vacunas deberían ser un bien público para la humanidad”, comentó a Infobae.