Será el primer incremento del total de 18% que implementará la petrolera en los próximos tres meses; se espera que el resto de las refinadoras acompañen el aumento.
YPF aplicará a partir de mañana una suba en los precios de la nafta y el gasoil de entre el 6 y 7%. El incremento será para mejorar la rentabilidad de la compañía, que estuvo afectada por la devaluación, la inflación y la suba del valor del barril de petróleo, su principal insumo. Se espera que luego, el resto de las marcas de estaciones de servicio (Shell, Axion y Puma Energy) acompañen la iniciativa.
Este será el quinto aumento de precios en lo que va del año: en 2021, acumulan subas del 11%. Pero, como ya anticipó YPF la semana pasada, no será el último, ya que se espera que los valores en surtidor suban en total 18% en los próximos tres meses.
Para lograr que el Gobierno autorice estos aumentos –aunque el sector no está regulado, YPF no mueve sus precios sin el consentimiento de la Casa Rosada–, fue clave la gestión del nuevo presidente de la petrolera, Pablo González, exvicegobernador de Santa Cruz durante la primera gestión de Alicia Kirchner. El patagónico explicó al Presidente y a la vicepresidente Cristina Kirchner que YPF necesitaba recomponer urgente sus ingresos para poder invertir en la producción de gas y petróleo.
Para convencerlos, enfatizó que si continuaba la declinación de estos suministros, en el largo plazo implicaría que aumenten más las importaciones, lo que sería perjudicial para la economía porque significaría una salida de dólares para financiar esas compras del exterior, en un contexto en el cual escasean las reservas del Banco Central.
El viernes pasado, el CEO de YPF, Sergio Affronti, aclaró también que del aumento de 35% que hubo en los precios de los combustibles desde agosto pasado (40% en la Ciudad de Buenos Aires), solo un alza de 14% estuvo explicado por la recomposición de margen de ganancias de las empresas. El 21% restante se debió al aumento del impuesto a los combustibles y a la suba del precio de biocombustibles, que se utiliza para cortar el petróleo en la refinación.
Por el lado de los costos, YPF lideró en el último mes una negociación con las petroleras para adquirir el barril de crudo a un valor de US$55, por debajo de los US$68 a los que cerró la cotización internacional (Brent), que se toma de referencia en la Argentina.
Este acuerdo de palabra entre las refinerías –que incluye también a Raízen (opera las estaciones Shell) y a Trafigura (Puma Energy)– y las productoras (Pluspetrol, Vista Oil y Sinopec, entre otras) se cerró por tres meses. El objetivo del sector es arreglar internamente la problemática que se generó en los últimos cuatros meses el brusco salto que pegó el valor del crudo (pasó de US$40 a US$70), y de esta forma evitar la intervención del Estado que, como ocurrió varias veces anteriormente, podría establecer un “barril criollo” y fijar el precio.
Como aliciente, las productoras están la expectativa de que el Poder Ejecutivo mande al Congreso el proyecto de ley para promocionar las inversiones al sector de hidrocarburos, como prometió el presidente Alberto Fernández en la apertura de sesiones ordinarias. Según pudo saber LANACION, el proyecto incluirá facilidades para acceder al mercado de cambios y reducción de ingresos brutos para el sector.
En cuanto a las ventas de naftas y gasoil, en enero (último dato disponible), los despachos continuaban 16,2% abajo de los niveles de febrero 2020, último mes completo previo al comienzo de las medidas de aislamiento y las restricciones que afectaron la circulación y la actividad económica.
Según indicaron los estacioneros, en el sector esperaban que la recuperación de la movilidad vinculada al esparcimiento, las reuniones sociales y fundamentalmente al turismo impacten de manera positiva en el repunte de las ventas, que hoy siguen arrojando pérdidas para un segmento significativo de las estaciones.