LA HABANA.- Con el anuncio de la progresiva eliminación del sistema de doble moneda que rige en Cuba desde hace dos décadas, el gobierno de Raúl Castro abrió ayer el camino de una de las reformas más esperadas y complejas de su plan para "actualizar" el modelo económico de la isla.

Mediante una nota oficial publicada en el diario Granma, el Consejo de Ministros cubano anunció la puesta en vigor del "cronograma" de medidas que conducirán a la eliminación de la doble moneda, sin precisar cuáles serán los plazos concretos de ese proceso.

"La unificación monetaria y cambiaria no es una medida que resuelve por sí sola todos los problemas actuales de la economía, pero su aplicación es imprescindible a fin de garantizar el restablecimiento del valor del peso cubano y de sus funciones como dinero", destacó el comunicado gubernamental.

Considerado por el propio Raúl Castro "uno de los obstáculos más importantes para el progreso del país ", el sistema de doble moneda rige en Cuba desde 1994, cuando, en plena crisis del Período Especial decretado tras el desplome de la Unión Soviética, se creó el llamado peso convertible o CUC como alternativa al dólar.

Desde entonces, esa divisa fuerte convive con el peso cubano (CUP), la debilitada moneda nacional en la que la mayor parte de la población cobra sus exiguos salarios y jubilaciones y paga productos y servicios básicos estatales.

Actualmente, un CUC (equiparable al dólar) equivale a 25 pesos cubanos en un país donde el salario medio mensual ronda los 20 dólares.

Esa dualidad monetaria -única en el mundo- genera, además de distorsiones en la contabilidad nacional, desigualdades en la isla, porque cada vez son menos los productos que se pagan en pesos cubanos y más los que se ofertan en CUC a precios inasequibles para la mayoría de los bolsillos.

Para completar su canasta básica o adquirir otros productos de primera necesidad, los cubanos se ven obligados a acudir a una red de locales que operan en CUC, lo que provoca un amplio malestar de la población en las últimas dos décadas. 

En La Habana, cada vez son menos los productos que se pagan en pesos cubanos. Foto: AP 
De ahí que la unificación monetaria fuera uno de los principales reclamos que los cubanos hicieron al gobierno de Raúl Castro en los debates que antecedieron al VI Congreso del gobernante
Partido Comunista, celebrado en abril de 2011 y en cuyos "lineamientos" ya figuraba la progresiva transición hacia la moneda única.

La doble circulación monetaria también se convirtió en un quebradero de cabeza para la contabilidad nacional, pues la paridad CUC-CUP creó una "distorsión de toda la realidad económica", según el economista cubano Pavel Vidal.

"Esa distorsión de las medidas económicas falsea todas las decisiones que se toman al nivel de las empresas y toda la planificación centralizada; por eso la unificación debe comenzar en ese nivel antes de llegar a la población", añadió Vidal.

PROCESO GRADUAL

A la espera de que se precisen los plazos y medidas concretas de la unificación monetaria, lo que se desprende de la información divulgada ayer es que será un proceso gradual, que en una primera etapa afectará a las personas jurídicas.

"Se comenzará por un período de preparación de condiciones que permitirá la elaboración de las propuestas de normas jurídicas, los diseños de los cambios de los sistemas informáticos encargados de los registros contables y los ajustes en las normas de contabilidad", indicó la nota publicada en Granma.

El gobierno cubano aclaró también que "ninguna medida que se adopte en el terreno monetario será para perjudicar a las personas que lícitamente obtienen sus ingresos" en cualquiera de las dos monedas.

De manera experimental y en una serie de lugares seleccionados que el comunicado oficial no precisa, los cubanos podrán pagar en pesos cubanos productos que se venden en CUC, pero con la actual tasa de cambio.

Los cubanos con acceso al peso convertible son fundamentalmente los que trabajan en el sector turístico o en empresas extranjeras, y aquellos que se benefician de las remesas que les envían sus familiares desde el exterior.

La noticia del proceso hacia la unificación monetaria fue recibida positivamente entre los cubanos de a pie, pero con grandes dosis de escepticismo.

"Está bien que haya una sola moneda como en todos los países. Pero en realidad lo que hace falta es que los precios bajen o suban los salarios", advirtió Celina, una habanera de mediana edad que esperaba su turno ante una casa de cambio del barrio del Vedado.

En la misma fila, Tony, un trabajador del sector del transporte, recordó que la doble moneda "creó problemas porque no todo el mundo tiene acceso al CUC, a la moneda fuerte. Con el peso cubano casi no se puede comprar nada . Ojalá se equiparen los salarios", comentó.

Fuente: lanación.com