El organismo prepara una actualización del índice del precios al consumidor (IPC) en base a la última encuesta de gastos de los hogares; sería a partir de 2022.
El Indec que conduce Marco Lavagna trabaja en una renovación del índice de precios al consumidor nacional (IPC) en base a la última edición de la encuesta que sirve de actualización de los gastos y los consumos de los hogares argentinos.
Según confirmaron fuentes del organismo a LA NACION, la modificación del índice -que incorporará variaciones en el peso o la incidencia de los diferentes capítulos en la canasta del IPC en base al consumo- se hará en 2022, pese a que aún se analiza si será necesario sumar nueva información a recopilar basada en los “gastos en pandemia”, según contaron en el instituto.
“Además estamos esperando para ver si se normalizan algunos precios relativos en la economía”, contaron cerca de Lavagna. “No está previsto en el corto plazo”, aclararon sobre el contexto actual de rebrote de inflación que muestra la economía argentina desde el cuarto trimestre pasado. La fecha de implementación está en análisis, pero en el Indec apuntan a 2022, después de las elecciones.
La decisión de la actualización del índice comenzó en tiempos de Jorge Todesca, ex director del Indec. El economista fallecido había comenzado en 2018 una Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (Engho) que tenía el objetivo de renovar las canastas incluidas en el IPC y sus diferentes ponderaciones. Esa encuesta se terminó en julio del año pasado, ratificaron fuentes del organismos, que recalcaron -sin embargo- que no quieren implementar aún los cambios, ya que la pandemia cambió algunos hábitos. “Por ejemplo, cambiaron con fuerza los canales de comercialización”, ejemplificaron desde el instituto.
La decisión del Indec de avanzar en estos cambios, anticipada por Bloomberg, comenzó a generar algunos ruidos en las redes sociales, basados en la historia reciente del kirchnerismo con las estadísticas públicas. En enero de 2007, el entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, avanzó con la intervención de facto del organismo a través de los desplazamientos de la entonces directora del área de Precios, Graciela Bevacqua.
A partir de entonces, se falsearon los índices de inflación, pobreza, PBI, desempleo y comercio exterior, entre otros. La llamada intervención, que contó con patotas y violación del secreto estadístico dentro del instituto, duró nueve años, hasta el final del gobierno de Cristina Kirchner.
La incertidumbre que podría generar un cambio poco transparente sobre el IPC no sólo afectaría la confianza del público y los agentes económicos en general, sino buena parte de la estrategia financiera del ministro de Economía, Martín Guzmán, apalancada en el mercado en pesos y bonos atados al CER.
Los cambios en los IPC, en base hábitos de consumo, son habituales y sirven para hacer más representativas las mediciones. “El 80% de los productos van a ser los mismos. Pero, por ejemplo, hoy hay más gente pagando plataformas como Netflix que entradas de cines”, buscaron tranquilizar en el Indec. El actual IPC usa la encuesta de gastos de 2004/2005 con una actualización de los precios relativos realizada en 2016, según confirmaron a LA NACION fuentes del Indec.
A comienzos de enero de este año, se registraron cambios en la dirección de Precios al Consumidor del Indec. Salió la directora Josefina Rim e ingresó, como director, Martín López Amorós, un técnico reconocido en el ambiente académico, según pudo constatar este medio.