Se trata de la variante B.1526, identificada por primera vez en muestras recolectadas en noviembre. Para mediados de este mes, ya representaba alrededor del 12% de los casos.
Una nueva cepa de coronavirus preocupa a la comunidad científica en Nueva York. Se trata de la variante B.1.526, que si bien fue identificada por primera vez en noviembre, a mediados de febrero ya representaba cerca del 12% de los casos.
La secuenciación del genoma del SARS-CoV-2 a gran escala es fundamental para monitorear y comprender la evolución de la pandemia en curso. En los últimos meses distintas variantes detectadas por primera vez en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil se fueron expandiendo a diversos países, causando preocupación en la comunidad científica por las implicancias que puede tener respecto a su mayor grado de contagio y mortalidad.
Los investigadores que la hallaron observaron que una de las mutaciones en esta variante es la misma que apareció en Sudáfrica y se conoce como B.1,351. Lo preocupante, es que también parece evadir, en cierto modo, la respuesta del cuerpo a las vacunas. “Observamos un aumento constante en la tasa de detección desde finales de diciembre hasta mediados de febrero, con un aumento alarmante al 12,7% en las últimas dos semanas”, explicó el equipo del Centro Médico de la Universidad de Columbia en un informe que aún no se publica, aunque está previsto que aparezca en versión preimpresa esta semana.
La mutación en esta variante encontrada que más preocupa a los investigadores se llama E484K y es la que le da al virus la capacidad de superar parte de la respuesta inmunitaria del cuerpo, así como los tratamientos autorizados con anticuerpos monoclonales. Los médicos afirman que esta mutación está apareciendo de forma independiente en muchos casos diferentes, pero también aparece en una variante en particular: la llamada B.1.526 o variante de Nueva York.
Dos equipos de investigadores diferentes se atribuyen el descubrimiento de la nueva variante. Un estudio es dirigido por un grupo de la Universidad de Tecnología de California (Caltech) y se publicó el martes. El otro, realizado por investigadores de la Universidad de Columbia, aún no es público. Ninguno de los estudios ha sido examinado por expertos ni publicado en una revista científica. Pero los resultados consistentes sugieren que la propagación de la variante es real, dijeron los expertos.
“No es una noticia especialmente feliz. Pero saberlo es bueno porque entonces quizás podamos hacer algo al respecto”, dijo al diario The New York Times el doctor Michel Nussenzweig, inmunólogo de la Universidad Rockefeller que no participó en la nueva investigación.
Los investigadores han comenzado a analizar el material genético del virus para ver cómo podría estar cambiando. Examinan secuencias genéticas de virus tomadas de una pequeña proporción de personas infectadas para trazar la aparición de nuevas versiones. Así, Caltech desarrolló una herramienta de software, llamada Base de Datos de Variantes (VDB, por sus siglas en inglés), para examinar rápidamente el panorama cambiante de las mutaciones. El objetivo del diseño del programa de consultas VDB es proporcionar un medio rápido, ligero y natural para examinar el panorama de las mutaciones de pico de SARS-CoV-2.
A través de este software, especialistas de esta casa de estudios detectaron un linaje emergente de aislamientos virales en la región de Nueva York que comparte mutaciones con variantes previamente informadas. Los conjuntos más comunes de mutaciones de esta cepa (ahora, conocida como B.1.526) son L5F, T95I, D253G, E484K o S477N, D614G y A701V. Esta variante fue detectada por primera mes en noviembre de 2020. Después de los primeros meses de declarada la pandemia de SARS-CoV-2, una gran mayoría de los aislados secuenciados contenía la mutación de pico D614G (junto con tres cambios de nucleótidos separados).
Tras un período de cambio más lento, el cuarto trimestre de 2020 fue testigo de la aparición de otras variantes que contienen múltiples mutaciones, aparentemente centradas en el pico proteína. “Varias líneas de evidencia apoyan el escape de la presión selectiva de anticuerpos como fuerza impulsora para el desarrollo de estas variantes”, indicaron los científicos, y agregaron que las consideraciones sobre los efectos potenciales de estas mutaciones en la eficacia de las terapias con anticuerpos pasivos y la capacidad de las vacunas para prevenir lesiones leves o COVID-19 moderado han impulsado recientemente los programas de vigilancia genómica para monitorear la evolución del SARS-CoV-2.
“El patrón general de mutaciones en este linaje sugiere que la misma surgió en parte en respuesta a la presión selectiva de los anticuerpos. Según las fechas de recolección de estos aislamientos, parece que la frecuencia del linaje B.1.526 ha aumentado rápidamente en Nueva York en las últimas semanas”, concluyeron los científicos de Caltech.