Técnicos de la Secretaría de Ambiente alertan sobre la importancia de comprender que la vida silvestre no es mascota. Solicitan a la comunidad no comprar ejemplares de la fauna autóctona y denunciar este tipo de infracciones.
Tener en el hogar como mascota a un animal silvestre, además de infringir la legislación ambiental, es una de las causas que genera daños en numerosas especies cuyo habitad es la propia naturaleza y no el cautiverio al que son sometidas.
En este sentido, la Secretaría de Ambiente y la Policía Ambiental, ambos organismos dependientes del Ministerio de Coordinación, junto con la División de Patrulla Ambiental de la Policía de la Provincia, trabajan en conjunto en acciones para recuperar y rehabilitar diferentes especies pertenecientes a la fauna autóctona que son rescatadas del mascotismo.
Pese a que en el territorio cordobés a través del Decreto 1751 de 2011 está prohibida la actividad de mascotismo de fauna silvestre (de nuestra fauna y de la de otros lados del mundo), existen muchas personas que aun así buscan en el comercio ilegal animales silvestres para tener como mascotas, desconociendo en muchos casos el perjuicio que ocasionan a la biodiversidad.
Tras procedimientos de control, denuncias o allanamientos cientos de aves, mamíferos o reptiles año a año son decomisados y recuperados, algunos pueden regresar a su área de distribución natural luego de haber sido asistidos y tras evaluar que su estado sanitario no trasmitirá enfermedades al ser liberados.
En cambio, muchos animales, al haber permanecido un largo tiempo en contacto con el ser humano y ser “domesticados” modificaron sus conductas a tal punto que no podrían ajustarse a su nueva situación ni valerse por sí mismos, por lo que pasarán el resto de su vida en centros de rescate donde podrán ser monitoreados, asistidos y alimentados.
“Es importante que como ciudadanos seamos conscientes de cómo afectamos nuestro entorno natural. Loros, pumas, tortugas, monos y aves silvestres, entre otros, son animales que no son mascotas. El mascotismo es una acción ilegal y forma parte de uno de los delitos internacionales de mayor magnitud, el tráfico de especies; muchas de ellas en peligro de extinción, esto provoca un gran daño a la conservación de nuestra fauna”, dijo Juan Carlos Scotto, secretario de Ambiente de Córdoba.
Y agregó: “Es importante no comprar animales silvestres porque se está fomentando el tráfico y realizar inmediatamente la denuncia a las autoridades correspondientes, al dar aviso nos convertimos en el eslabón que rompe la aberrante cadena de la venta de fauna”.
El tráfico en números
Durante 2020, el Estado provincial rescató más de 1000 ejemplares entre distintas especies de aves, reptiles y mamíferos provenientes de la tenencia ilegal tras llevar a cabo más de 430 operativos. Del monto total de especies secuestradas, 497 animales lograron ser restituidos a su hábitat natural.
Técnicos especialistas en vida silvestre de la cartera ambiental explicaron que aproximadamente el 50% de los animales rescatados no sobreviven debido al estrés generado por el cautiverio. Muchos ejemplares nunca logran recuperarse y no llegan a ser reintroducidos al medio silvestre del que nunca debieron ser capturados. El tráfico está llevando a muchas especies de aves al peligro de extinción, podemos mencionar el caso del cardenal amarillo.
Las aves ocupan el primer lugar en la aberrante lista de especies elegidas para el tráfico, luego le siguen los mamíferos, como el caso de pumas o gatos del monte que los tienen de cachorros y cuando crecen se dan cuenta que no pueden controlarlos y los entregan de manera voluntaria. Estos felinos no aprenden a cazar y le pierden el miedo a la cercanía de las personas, lo que muchas veces significa su muerte. Por lo tanto, el mascotismo los condena a vivir toda su vida encerrados en una jaula.
El mascotismo nos perjudica a todos
Desde la Dirección de Gestión de Recursos Naturales de la Secretaría de Ambiente alertan sobre el problema que implica que los animales extraídos del ambiente luego no pueden ya cumplir una función dentro del ecosistema. Si ellos desaparecen de esos sistemas ecológicos, los beneficios que nos brindan se ven afectados y en consecuencia generamos ambientes más pobres y degradados.
Los animales silvestres, que viven en nuestros bosques, pastizales, lagunas y ríos están adaptados a esos hábitats y acostumbrados a alimentarse de una determinada manera según sus hábitos y las particularidades de la especie a la que pertenezcan. Al sacarlos de su ambiente y criarlos como mascotas por más esfuerzo que se realiza hay muchas posibilidades de que presente deficiencias alimentarias, problemas de crecimiento, cambios de comportamiento y estrés.
Por otro lado, los especialistas alertan sobre los accidentes y la propagación de enfermedades también representan un riesgo para las personas que llevan un animal silvestre a su hogar, ya que éstos pueden transmitir patologías que afectan nuestra salud como la psitacosis, salmonelosis, rabia y parásitos.