Angelina Jolie y Brad Pitt deshicieron su pareja hace ya cinco años y con ella ese acrónimo que se creó con sus dos nombres, Brangelina, que retrataba su unión pero también el poder de la pareja en Hollywood y su potencia como marca. Tras la separación, llegaron los conflictos en un largo proceso de divorcio en el que sus seis hijos fueron el eje principal de sus desavenencias, y salieron a la luz los problemas del actor con el alcohol y cómo repercutieron en su vida familiar.
Ni uno ni otro han especulado con su vida privada, pero sus demandas y contrademandas han tenido eco en los medios de comunicación y la batalla judicial todavía continúa en torno a la custodia de los cinco hijos menores, ya que el mayor, Maddox, tiene 19 años y puede decidir por sí mismo la relación que quiere mantener con sus progenitores. Pitt reclama la custodia compartida y Jolie alega que su exmarido no está preparado para cuidar de sus hijos, entre otras cosas por la adicción al alcohol de la que el propio actor habló por primera vez en 2017 en la revista GQ y sobre la que profundizó posteriormente en otras entrevistas.
Angelina Jolie ha sido aún más cauta que su exmarido a la hora de hablar de su relación personal o de la que mantienen con sus hijos, motivo por el que cualquier declaración suya al respecto suena a exclusiva que se replica en todos los medios. Este es el caso de las declaraciones que ha realizado recientemente para el último número de edición británica de la revista Vogue, donde además de sus palabras aparece una sesión fotográfica bastante inusual realizada en su casa y en compañía de sus hijos.
En el encuentro con el medio británico la actriz, que tiene 45 años, contesta con un lacónico “no sé” cuando se le pregunta sobre si vive una etapa feliz. “Los últimos años han sido bastante duros. Me he concentrado en curar a nuestra familia. Está recuperándose poco a poco, como el hielo cuando se derrite y la sangre va regresando a mi cuerpo”, explica.
Por ahora es Jolie quien tiene la custodia de sus hijos Pax, Zahara, John y los mellizos Knox y Vivienne y todos ellos viven en una mansión en Los Ángeles que, como detalla la actriz, está a “tan solo cinco minutos de su padre”. Maddox, el primogénito, está de vuelta al hogar familiar a causa de la pandemia, ya que en septiembre de 2019 el joven se había trasladado al campus de la Universidad de Yonsei en Seúl, Corea del Sur, para comenzar allí sus estudios universitarios de Bioquímica.
El chico, a quien Jolie adoptó en 2002 en un orfanato de Camboya y que también fue adoptado por Pitt en 2006 cuando la pareja comenzó su relación, ha sido señalado siempre como el detonante final de la separación de la pareja ya que la versión más repetida, y que no se ha desmentido, centra el conflicto en la fuerte discusión que se produjo dentro de un avión privado entre él y su padre.
En la entrevista concedida ahora por Angelina Jolie explica que le gusta hacerse mayor. “Me siento mucho más cómoda a los cuarenta que cuando era más joven. Tal vez porque mi madre no vivió mucho, así que envejecer se siente como una victoria en lugar de una tristeza en mi caso”, reflexiona. Vive centrada en sus hijos y pelea para que continúen a su lado, pero también es capaz de bromear sobre la visión que tienen de ella comparada con la de sus admiradores: “Un día fui yo una estrella de acción”, dice en referencia a su papel de Lara Croft, “y ahora son mis hijos quienes me dicen que me baje del columpio porque me puedo hacer daño”.
En las imágenes que acompañan la entrevista se pueden ver momentos familiares insólitos hasta ahora. En una de ellas, en blanco y negro, Jolie le corta el pelo a Maddox en su hogar y en otra está sentada a la mesa con Zahara, Vivienne y Knox. Y la actriz se explaya más que nunca sobre sus habilidades como madre: “Nunca he sido muy buena para estarme quieta. Quería tener muchos hijos y ser madre pero siempre me lo imaginé como Jane Goodall, viajando en medio de la jungla en algún lugar”, explica Jolie a la revista. Y añade que nunca imaginó su papel de madre en el sentido tradicional. “Siento que me faltan todas las habilidades para ser una tradicional ama de casa“, dice.
De alguna forma es capaz de ser irónica con su papel y dice estar superando sus deficiencias porque “los niños son bastante resistentes y me están ayudando”. “Los amo”, añade, “siento que somos un equipo. Puede parecer un cliché, pero cuando amas lo intentas e incluso si quemas los huevos, termina por no importar”. Insiste en que sus hijos saben lo qué es realmente importante en su relación: “Incluso a su corta edad saben que lo que importa es sentirse seguros, amados y estables. Conocer tu propia mente y tu verdad y no vivir en una mentira”.
También confiesa que le encantaba cuando sus niños eran bebés, pero que ahora le fascina sentarse por la noche con ellos y poder mantener una conversación. Una vida de familia que resume así: “Me gustan los años de la adolescencia, me gustan cuando se hacen mayores, me encanta pasar el rato con ellos”.
Fuente: El País