En enero de 2016 la imagen de un niño con una bolsa de plástico atada a los hombros y con el apellido de Lionel Messi escrito en ella recorrió el mundo. Tiempo después se supo que aquel joven Murtaza Ahmadi, un afgano de cinco años cuyo sueño era conocer al futbolista del Barcelona, pero que parecía imposible de alcanzar si se tiene en cuenta las condiciones precarias en las que vivía junto a su familia en una aldea.
En diciembre de aquel año, luego de que la noticia recorriese el mundo y llegase a los oídos del astro argentino, el pequeño pudo cumplir el deseo de encontrarse con el jugador en un amistoso que el conjunto catalán disputó en Doha, lugar al que fue invitado por los organizadores del Mundial de Qatar 2022. Antes de que equipo comandado entonces por Luis Enrique iniciara el duelo frente al Al Ahli de Arabia Saudita, Murtaza entró al terreno de juego del estadio Thani bin Jassim de la mano de La Pulga y regaló una tierna imagen que conmovió al mundo.
Ahora, a cinco años de la publicación que recorrió los perfiles de Facebook de millones de personas en todo el planeta, Bleacher Report viajó hasta Afganistán para conocer la realidad en la que vive el niño de 9 años que tras cumplir su sueño, comenzó a vivir un calvario.
Es que tras la viralización de la imagen suya con la bolsa de plástico, Murtaza empezó a padecer maltrato por parte de otros niños del lugar: “Todos me decían, ‘vos sos el niño que se viste de plástico’. Todos me hacían bullying, pero yo estaba feliz”. Su padre, Arif Ahmadi, explicó que la situación económica de su familia no era la mejor, pero tampoco era tan delicada: “Algunos pensaron ‘su situación financiera es tan maña que ni siquiera puede comprarle una remera a su hijo’”, cuando en realidad todo había surgido de una idea de su hermano mayor, quien al ver la bolsa de plástico con los bastones blancos y celestes se le ocurrió escribir el nombre de Messi, simulando que era la camiseta de la selección argentina.
Tiempo después, llegaron dos obsequios enviados por el futbolista oriundo de Rosario: “Cuando vi las cajas pensé que tal vez alguna tenía juguetes para Murtaza y la otra tal vez contenga dólares. Cuando las abrimos había solo una pelota y una remera”.
Tras la llegada de los presentes a su hogar, el rumor de que el Diez del Barcelona les había enviado fajos de dólares recorrió los poblados y la familia empezó a sentir de cerca el peligro: “Pensaban que habíamos recibido mucho dinero de Messi. Era gente que solía caminar cerca de rondar por la noche cerca de nuestra casa”. Las amenazas no tardaron en llegar y por eso Arif decidió alistarse como en un sistema de refugiados.
Primero vendió su auto y una parte de sus terrenos, para luego pedir asilo en el Oeste de Afganistán. Junto a su grito de auxilio adjuntó una carta escrita por un grupo talibán que lo amenazaba de muerte a él y al resto de su familia: “Arrepiéntanse de sus acciones con Messi”. Sin embargo, esa prueba no fue tomada en serio por el gobierno, ya que según explicó un funcionario a Bleacher Report muchos utilizan falsas amenazas de eses estilo para obtener ayuda.
A finales de 2016, Murtaza recibió una carta proveniente de Qatar en la que él y su padre estaban invitados al amistoso que disputaría el Barcelona en Doha. Fue entonces cuando el pequeño pudo cumplir su sueño de entrar a la cancha con el goleador azulgrana, sacarse fotos y regalarle a millones de televidentes una imagen tan tierna como única, al no querer abandonar el terreno de juego y quedarse junto a su ídolo el mayor tiempo posible.
“A Messi le dije, ‘quiero quedarme aquí contigo, quiero jugar al fútbol contigo’. Yo no entendía lo que él me decía porque no entendía su idioma. Recuerdo que fui de nuevo hacia él y me dijo que debía ir con mi padre”, rememoró sobre aquel momento.
Pero su padre, Arif, esperaba un gesto mayor del futbolista del Barcelona: “Fuimos a Qatar para que Messi haga algo, no por mi, sino por Murtaza, porque es un gran fan. Pero desafortunadamente no hizo nada, debió haber hecho algo por él”. Su familia esperaba que el jugador gestione algún tipo de asilo político y los ayude a escapar de Afganistán, pero no fue así. Lo peor, fue que al volver a Afganistán todo empeoró.
Sus vecinos no creían que Messi no les había dado dinero y todos creían que dentro de su hogar escondían millones. Por eso empezar a agolparse las amenazas de secuestro para el pequeño Murtaza que entendía poco de lo que sucedía: “Cuando volvimos todos me decían, ‘tienes mucho dinero de Messi’”.
Por su seguridad, dejó de ir a la escuela e incluso de salir a la calle. De a poco se empezó a aislar del mundo hasta que sus padres decidieron enviarlo a vivir con su tío en Kabul, en donde al menos podía sociabilizar con sus primos, aunque siempre entre las paredes de su casa en el patio o en la terraza.
Hace algunos tiempo, los atentados talibanes en Kabul aumentaron y la ciudad pasó a ser muy peligrosa, por lo que ahora regresó a vivir a Jaghori con su familia.
“No tengo lugar para jugar, no tengo amigos”, declaró triste el joven que hace algunos años se puso una bolsa de plástico y se tomó una foto que le cambió la vida. Pese a la dramática situación que vive él y su familia, la cual explica que desde aquel viaje a Qatar no han vivido tranquilos, Murtaza no se arrepiente de haber conocido a Messi: “Lo amo”.
Fuente: Bleacher Report