El sargento Jorge Villagra (35) era chofer de Paco Pérez a quien dejó en la explanada. Allí se disparó en la sien dentro del auto oficial. Habría discutido con un familiar. Falleció en la madrugada en el Hospital Central.
Jorge Ariel Villagra (35), el chofer y custodio del gobernador Francisco Paco Pérez, murió en el Hospital Central luego de agonizar durante varias horas tras haberse pegado un tiro en la sien dentro del auto oficial en la explanada de la Casa de Gobierno. Dejó un mensaje de despedida en Facebook y además escribió varias cartas. La decisión la habría tomado luego de una intensa discusión con un familiar.
En la tarde de ayer el gobernador Francisco Pérez decidió destinar parte de su siesta a hacer ejercicios en el parque General San Martín. Hasta allí lo llevó uno de sus custodios, Jorge Ariel Villagra (35), quien regresó con Paco a Casa de Gobierno cerca de las 16.45. El primer mandatario descendió del Peugeot 408 y se dirigió a su despacho sin imaginar que minutos después ese custodio iba a intentar quitarse la vida en el mismo auto oficial. El policía habría discutido con un familiar por teléfono y tras escribir una serie de cartas y despedirse de su familia por Facebook se disparó en la sien con la misma arma reglamentaria. A las 2.10 de este jueves murió en terapia intensiva del Hospital Central, donde estuvo en coma profundo y con respirador. Hasta allí llegó desde el gobernador hasta la cúpula del Ministerio de Seguridad.
El sargento Jorge Villagra, padre de 3 hijos, era custodio del gobernador Francisco Pérez desde 2009. Fiel a su trabajo sabía que por protocolo él debía dejar al primer mandatario en la puerta de Casa de Gobierno y no podía moverse de allí hasta que le informasen desde el despacho de Paco que él había llegado. Eso ocurrió ayer cerca de las 16.45, cuando el compañero que le dio el aviso le adelantó también que Paco no tenía más actividades en la tarde de ayer, por lo que podía subir a la oficina que ellos tienen en el edificio de calle Peltier a cambiarse el traje que suelen usar los custodios.
Ante ese aviso, Villagra habría señalado que se tomaría unos minutos para limpiar el Peugeot 408 que conducía. Nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrió en ese momento; sus allegados aseguraron que habría discutido por celular con un familiar y cerca de las 17.10 el policía cargó en su cuenta de Facebook que iba a comenzar un viaje sin saber cuál iba a ser su destino y se despedía de su esposa, sus hijos y hasta le recordaba al gobernador un pedido que le había hecho para su familia.
Apenas publicó ese texto, de inmediato sus familiares y amigos preocupados por el tenor del texto comenzaron a preguntarle qué pasaba, y hasta algunos le pidieron por favor que les atendiera el celular, algo que nunca pasó.
Su tardanza también preocupó a uno de sus compañeros, que era quien le había dicho que subiera a cambiarse, y sin saber lo que ocurría en la red social ese policía le pidió a un compañero que fuera a ver qué pasaba con Villagra.
Ese policía sólo se acercó al auto oficial y lo vio sentado en el asiento del conductor totalmente ensangrentado. Desesperado, el compañero pidió apoyo y tras romper con el brazo la ventanilla del chofer constató que tenía un disparo en la cabeza. En el instante se sumó otro de los custodios y fueron ellos quienes sin dudar lo pasaron al asiento del acompañante y lo trasladaron a toda velocidad al Hospital Central.
Escribió 8 cartas
Mientras el auto del gobernador se dirigía al hospital, desde el Centro Estratégico de Operaciones avisaban que el custodio de Paco iba en grave estado, por lo que de inmediato ingresó directamente a terapia intensiva. “Nos dicen que está muy grave, el disparo le ingresó por la sien derecha y le provocó graves daños. Ahora le están haciendo una tomografía para evaluar la gravedad”, confirmó cerca de las 18 el ministro de Seguridad, Carlos Aranda, al llegar al Central. A esa altura al nosocomio ya habían llegado el gobernador Paco Pérez, el jefe de la Policía, Ángel Fozzatti, y el subjefe, Sergio Careli.
Minutos después arribó también en un móvil policial su esposa, Silvia, a quien había ido a buscar personal de Asistencia al Policía. Entre tanto, efectivos de Científica revisaban el Peugeot en el que se produjo el disparo. Allí había quedado su arma oficial, una pistola 9 milímetros Taurus que usó para intentar quitarse la vida; el proyectil que le atravesó la cabeza quedó incrustado en el parante de la puerta del conductor.
En el asiento trasero dejó 8 cartas escritas a mano. En una de ellas le repetía tres veces a alguien de su familia que la amaba y se despedía de su hijo diciéndole: “Te amo hasta detrás de la casita de Dios” y les dedicaba todo su cariño a sus “tres soles”, sus hijos.
Tanto sus cartas como su celular fueron secuestrados por personal de la Oficina Fiscal Nº1, a cargo del fiscal Carlos Torres, quien calificó el hecho como “averiguación instigación o ayuda al suicidio”.
Luego de pasar tres horas en estado crítico, anoche pasadas las 20 desde el Hospital Central dieron a conocer el último parte médico en donde se indicaba que Villagra se encontraba en “coma profundo, con respiración mecánica asistida” y que su estado era gravísimo.