El presidente denunció que “mágicamente” su ventaja estaba desapareciendo con el conteo de votos por correo. ¿Qué está pasando?
Donald Trump se declaró victorioso el martes a la noche y hasta tuvo su propia fiesta de reelección en el Salón Este de la Casa Blanca, donde desfilaron funcionarios, sus hijos y mujeres de tacos aguja, vestidas de un muy elegante rojo republicano. Esa misma noche, sin embargo, cuando aún faltaban contar millones de votos, también agitó el fantasma del fraude. Y volvió a hacerlo este miércoles en Twitter. Dijo que la ventaja que había alcanzado el día anterior estaba "mágicamente" desapareciendo. Sus palabras responden al impulso de Joe Biden tomó en estados clave como Wisconsin y Michigan, a lo largo de la mañana del miércoles.
La pregunta ahora es ¿puede Trump perder en los estados que estaba liderando y aún no declararon ganador? Sí, es una posibilidad. Si Biden gana Wisconsin, Michigan y Nevada llega a los 270 electores necesarios para acceder a la Casa Blanca.
No hay magia en lo que el presidente denuncia, sino conteo de votos por correo que él despreció desde mucho antes de las elecciones.
Las encuestadoras que habían desde un principio dado un margen más holgado a nivel nacional y más reñido en estados pendulares a Joe Biden aclararon que habían aprendido la lección de 2016 de no caer en vaticinios equivocados y catastróficos. Y aseguraron que habían ajustado todas las clavijas para no caer en el mismo error de anticipar un ganador que luego sería el perdedor.
¿Qué pasó entonces el martes a la noche cuando el mapa de Estados Unidos se empezó a teñir de rojo? ¿Las encuestas se equivocaron otra vez? Tal vez. Quizá subestimaron el voto duro de Trump que le sigue siendo absolutamente fiel, en un país partido prácticamente al medio. Pero una victoria de Biden aún es posible.
Biden toma impulso
El miércoles por la mañana la ventaja que Trump tenía en ciertos estados clave como Wisconsin y Michigan pasaron del rojo al azul.
Biden pasó de estar detrás de Trump en Wisconsin 47% a 51% a tener una ventaja horas después de 49,57% contra 48,94%.
Y en Michigan, el demócrata tenía a primeras horas del miércoles una desventaja de 46% a 52% para pasar luego a una ventaja de 49,55% contra 48,92%.
En Nevada Biden también va adelante 49,23 contra 48,59%.
Pero ninguno de estos estados aún declaró ganador.
El espejismo rojo y la ola azul
Ya antes de la elección, la agencia AP, que es estandarte de oro en Estados Unidos para saber quién ganó la elección y quién gana en cada estado (jamás han tenido un desacierto) explicaba que el conteo de votos (que siempre se extiende varios días después de la fecha de votación) esta vez demoraría más por la gran cantidad de votos por correo, motivados por el miedo al contagio de coronavirus.
Esos votos por correo corresponden mayoritariamente a los demócratas. Mientras que el voto presencial corresponde generalmente a los republicanos.
Associated Press además explicó dos fenómenos esperables para después de la votación: el espejismo rojo y el desplazamiento azul.
En muchos estados, el recuento de votos por correo fue dejado para el final, dando prioridad al voto presencial emitido el día de la elección. Ese voto presencial mayoritariamente a favor de Trump tiñó el mapa de rojo el martes a la noche. Y se lo llamó "espejismo rojo" porque no contempla el voto demócrata emitido por correo.
El desplazamiento azul viene después con el ingreso del conteo de los votos por correo que empiezan a desplazar la marea roja contada en primera lugar.
AP vaticinó que eso sucedería en los estados oscilantes como Michigan, Pensilvania y Wisconsin. En ellos, primero será reportado el voto del día de la elección, de fuerte tendencia republicana, dijo, lo que podría ser engañoso, un "espejismo rojo''. Y agregó que ese fenómeno e desvanecería cuando los demócratas remontaran una vez que los votos enviados por correo sean tabulados en las horas y días posteriores, lo cual es llamado el "desplazamiento azul''.