La nueva Miss Venezuela no oculta su simpatía por el gobierno, que ahora quiere controlar el famoso certamen
Se llama Migbelis Castellanos, es rubia de ojos verdes y mide 176 centímetros. Y como se pudo comprobar en la gala final del Miss Venezuela , es muy convincente: conquistó a golpe de sonrisas la corona de la belleza en el país de las misses.
La competidora más joven, sólo 18 años, superó con creces los millones de ojos que escrutaban cada movimiento y cada palabra. Incluidas las famosas preguntas del concurso, el momento más esperado de cada programa, año tras año.
La cuestión más difícil estaba por llegar: "¿Eres chavista?", le preguntaron en la conferencia de prensa posterior. A esa hora ya había corrido en las redes sociales que esta estudiante de Comunicación Social, de origen zuliano (el estado petrolero más rico del país), había demostrado en varias ocasiones su cercanía al oficialismo. Incluso los más bulliciosos ya lo andaban celebrando: "La Miss Venezuela es de Cabimas y es chavista. ¡Arriba mi pueblo!".
La que fue Miss Costa Oriental hasta el jueves pasado, sabedora de que en Venezuela se politiza hasta la belleza, respondió firme, seguramente de forma pactada con la organización: "Estudié Ciencias Políticas y eso me lleva a tener mi propio criterio sobre el tema. Como Miss Venezuela me cohíbo de hablar de eso, porque sé que la política y el entretenimiento no se pueden juntar. Mi mensaje es de unión. Cuando me toque ejercer mi derecho al voto lo haré por la posición que más me guste. Mientras esté en el Miss no hablaré de mi posición política".
Tradicionalmente, el chavismo ha mirado con reticencia a la industria de la belleza local. Incluso un pequeño grupo se manifestó el día de la competencia, sin mayor éxito, ignorado por la sociedad. Pero la mitad revolucionaria de este país también cuenta con sus propias luchadoras, como se cree que es Migbelis.
La anterior fue Ivián Sarcos, Miss Mundo, que tras abandonar su corona participó en distintos actos proselitistas a favor de Nicolás Maduro. La prensa local insistió en los últimos días en que Sarcos, con apoyo del gobierno, intenta desplazar del concurso a Osmel Sousa, el famoso zar de las misses. Y es que a la postre al chavismo también le interesa controlar el certamen más popular, como ya hace con casi todo el país.
Pese a que Migbelis se mostró muy prudente durante la conferencia de prensa, la delatan políticamente las palabras que dejó escritas tras la muerte del comandante eterno en marzo: "Honor y honra, Hugo Chávez". Lágrimas "con sentimiento venezolano" afloraron en sus cuentas sociales. También advertencias: "Después de tener al presidente de Irán haciéndole guardia de honor al presidente Chávez, estoy tranquila de cualquier invasión".
Tras el dolor, la nueva miss se subió al caballo del estoicismo político: "La función debe continuar", tuiteó, sin olvidar las grandes arengas del líder de la revolución preparando las elecciones de abril: "Todo 12 tiene su 13 y su 14 también" (recordando el golpe que lo derribó durante dos días). En plena campaña acompañó las críticas del chavismo al candidato opositor: "Rodríguez reta a Capriles a hacerse exámenes toxicológicos de cocaína y éxtasis".
Y entre llamadas a la unidad nacional y recuerdos para Chávez celebró sin muchas ganas el triunfo de Nicolás Maduro, sumándose a la tesis de algunos radicales que escriben en la web Aporrea ante lo estrecho del margen de la victoria.
Sobradamente preparada y de corazón "rojo rojito". Así definen a la zuliana, que desde chica ha luchado para triunfar en "una noche tan linda como ésta".
Con sólo siete años "se coronó segunda Mini Reina Venezuela, abriéndose puntos hacia el mundo de la belleza infantil", como reza la leyenda de una fotografía familiar, con Migbelis vestida de verde como una pequeña Blancanieves. Su pintoresco nombre es una ocurrencia sintetizada de sus padres, Miguel e Isbelia.
RECHAZO DE LOS PERIODISTAS
El Colegio Nacional de Periodistas (CNP) de Venezuela rechazó ayer la creación del Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (Cesppa) por considerarlo un órgano inconstitucional que busca censurar y evitar que el pueblo esté informado, como lo estipula la Constitución. La semana pasada el gobierno aprobó por decreto la creación del Cesppa, un organismo cívico-militar con capacidad para "unificar" el flujo informativo sobre los "aspectos estratégicos sensibles", como la seguridad.