Desde que desató la pandemia provocada por el coronavirus, muchas personas comenzaron a trabajar desde sus hogares. Un gran sector, incluso, todavía no volvió a su lugar habitual de trabajo. Por eso, una isla caribeña estableció una serie de incentivos para los extranjeros que quieran trasladarse a sus playas y trabajar desde ese escenario paradisíaco.
El 21 de agosto pasado, las autoridades de Anguila informaron que aquellos acostumbrados al teletrabajo pueden solicitar vivir en esta isla de 90 kilómetros cuadrados, que pertenece a Gran Bretaña pero está ubicada en el Caribe.
La Junta de Turismo de este territorio, que hasta el momento solo reportó tres casos de Covid-19, anunció un plan dirigido a los que denominaron "nómades digitales", que podrían trabajar bajo la modalidad a distancia en Anguila a través de un sistema de visas de larga duración, según consignó el sitio
Lonely Planet.
Entre los requisitos para instalarse en la isla caribeña, las autoridades locales piden una "breve descripción" del tipo de trabajo que desarrollará cada persona mientras se encuentre allí. Además, se dará prioridad para ingresar al lugar a quienes provengan de países de "bajo riesgo", esto es, los que tienen una tasa de infección inferior al 0,2%.
A la hora de pensar en los costos para permanecer en Anguila, se estima que una estadía por menos de tres meses cuesta entre 1.000 dólares y 1.500 dólares. La tarifa se duplica si las estadías son más largas, pero incluye dos pruebas de Covid-19 y un permiso de trabajo digital.
La isla es uno de los lugares más codiciados del Caribe. Con 33 playas de aguas turquesas se mantuvo a salvo del turismo masivo y cultivó un perfil exclusivo, con lujosos hoteles y gastronomía de primer nivel.
Anguila está casi deshabitada, con apenas 15.000 habitantes, y todavía es uno de esos destinos no contaminados ni sobrecargados. Todas las playas tienen arena blanca y fina, y muchas son amplias gracias a que la isla es una de las pocas no montañosas de la región.