Ocurrió en la localidad de Lanzhou, luego de una fuga bacterial en una fábrica biofarmacéutica.
Una investigación reveló que más de 3.000 personas resultaron infectadas de brucelosis en la localidad de Lanzhou, en el noroeste de China, luego de una fuga bacterial ocurrida en una fábrica biofarmacéutica el año pasado.
Casi 22.000 personas fueron analizadas y 4.646 dieron positivo en la prueba de anticuerpos, de las cuales 3.245 confirmaron el contagio en exámenes posteriores, según el informe publicado este martes por la Comisión de Salud local. No se han reportado muertes como consecuencia de la enfermedad.
Según repasó el medio local asociado el régimen de Beijing, Global Times, una fábrica de productos famacéuticos biológicos usó un desinfectante vencido para la producción de una vacuna para uso animal contra la Brucella, lo que provocó que no se esterilice el gas residual que salía del tanque de fermentación de la producción.
El gas contaminado se propagó por el aire hasta el cercano Instituto de Investigación Veterinaria, donde infectó a casi 200 personas en diciembre pasado. La Oficina de Salud de Lanzhou dijo que la bacteria suele proceder de ovejas, vacas o cerdos.
De acuerdo a los CDC de Estados Unidos, la transmisión entre humanos de la enfermedad es extremadamente poco frecuente. La mayoría de las infecciones se producen a través de la ingesta de comida contaminada. Ese parece haber sido el caso en la ciudad china. Aunque la enfermedad no se trasmite hasta personas, las infecciones incluso se extendieron a la vecina provincia de Heilongjiang, en el extremo noreste del país, donde había 13 trabajadores de la entidad.
La brucelosis, también conocida como fiebre mediterránea, es una enfermedad que afecta a los seres humanos y puede transmitirse por contacto con ganado infectado. También puede dañar los testículos masculinos, los ovarios femeninos y otros sistemas reproductivos, según el CDC de China. Los síntomas más comunes incluyen dolores de cabeza, dolores musculares, fiebre y fatiga, que en ocasiones pueden volverse crónicos o nunca desaparecer.