El ejército dijo que lo hizo Hamas para perpetrar ataques terroristas; suspenden el envío de materiales de obra a la Franja
Lo que en estos días debería ser el escenario de la nueva temporada de plantación de papas quedó convertido en un terreno cerrado por el ejército israelí. Vehículos pesados realizaban ayer trabajos especiales para confirmar lo que la inteligencia israelí había indicado: la existencia bajo tierra de un "túnel del terror" que comienza en Gaza y llega hasta apenas tres kilómetros del kibutz Ein Hashlosha.
Fue hallado hace pocos días, pero el ejército recién anunció ayer la existencia de un túnel subterráneo cavado por Hamas desde la vecina Franja de Gaza, que Israel no tiene dudas de que estaba destinado a servir para un atentado terrorista.
Tiene 1,7 kilómetros de largo, un promedio de 18 metros de profundidad, un ancho de aproximadamente un metro y un ordenado sistema de comunicaciones y electricidad destinado a garantizar trabajos durante mucho tiempo, sin grandes complicaciones.
Es el tercer túnel que el ejército descubre en lo que va del año, cavado desde la Franja de Gaza hacia territorio israelí, construido como una estructura fortificada en la que fueron utilizadas 500 toneladas de cemento.
"Hemos decidido suspender por ahora la introducción de materiales de construcción al sector privado en la Franja de Gaza por el pasaje fronterizo de Kerem Shalom, porque en lugar de utilizarlo para las necesidades de la población se usa con fines terroristas", declaró el general Sami Turjeman, jefe del Comando Sur del ejército. "La responsabilidad plena es de Hamas, que gobierna la Franja de Gaza", recalcó.
El detallado trabajo se nota apenas se entra en el túnel. Tras los primeros pasos inevitablemente cautelosos por lo resbaladizo de la pendiente de la entrada, y salvo algunos metros iniciales en los que lo mejor es sentarse o ponerse de cuclillas para deslizarse, las dimensiones del túnel permiten avanzar a pie.
Casi automáticamente las manos tienden a apoyarse en las paredes, por seguridad, aunque en casi toda la extensión es posible caminar cómodamente, salvo por la oscuridad. El tacto -y la iluminación de las cámaras fotográficas y los teléfonos celulares de la prensa- revela fuertes paredes de cemento, una estructura resistente a cualquier clima.
El brigadier general Miky Edelshtein, comandante de la división del ejército israelí que tiene bajo su jurisdicción la zona de Gaza, se adentra en el túnel . "Esto no se construye en un mes", aclara. "Están haciéndolo desde hace tiempo. Y las cosas que hallamos en el interior demuestran que los terroristas han estado aquí desde hace no más de dos meses." Envoltorios de alimentos con sus fechas de fabricación y expiración dejan en claro que los responsables del cavado pueden haber estado preparando este túnel desde hace no menos de un año y medio.
"Esto significa que cuando fue el último operativo grande en Gaza, hace un año, esto ya puede haber estado en construcción", agrega Turjeman. "Y que lo continuaron construyendo luego del alto el fuego. En otras palabras, este túnel constituye una flagrante violación de la tregua." Y agrega una advertencia: "Si Hamas lanza un atentado como el que este túnel habría hecho posible, deberá lidiar con las fuertes consecuencias. Gaza no será la misma".
"Uno ve esto y comprende que aquí la paz demorará años en llegar", dice Jaim Jelin, argentino-israelí que se desempeña desde hace años como jefe del Consejo Regional Eshkol. El túnel está en su territorio. "Es el túnel del terror. No puedo menos que pensar que si en lugar de usar todo este cemento para el terrorismo lo usaran para construir escuelas, jardines de infantes y casas, ayudarían a la paz."
Pablo Lefler, uruguayo-israelí encargado de los cultivos en los campos de Ein Hashlosha, comenta sobre la franja de tierra que desde hace mucho no se cultiva por estar justo frente a Khan Yunes, una de las localidades sureñas de Gaza. Y sobre el trabajo agrícola siempre bajo la custodia del ejército, por el disparo de morteros y de francotiradores. Mira a su alrededor y habla de la "normalidad" de vivir bajo esa amenaza. "Es como los italianos que viven al lado del Vesubio. Gaza es nuestro Vesubio, nunca sabemos cuándo va a entrar en erupción."