La Casa Blanca dice que la iniciativa está codirigida por la “corrupta” OMS
La Administración de Donald Trump ha informado este martes de que no se unirá al esfuerzo global para desarrollar, fabricar y distribuir entre la población de mayor riesgo una vacuna contra el coronavirus. La Casa Blanca ha justificado la decisión porque, señala, la “corrupta” Organización Mundial de la Salud (OMS) está involucrada en la iniciativa. El portazo a la agencia dependiente de las Naciones Unidas llega pocos meses después de que Estados Unidos anunciase el congelamiento de los fondos al organismo e iniciara la retirada formal de este, prevista para mediados de 2021, por “gestionar mal y encubrir” la propagación de la mayor pandemia en un siglo.
“Estados Unidos continuará involucrando a nuestros socios internacionales para asegurar que derrotamos este virus, pero no nos veremos limitados por organizaciones multilaterales influenciadas por la corrupta Organización Mundial de la Salud y China”, sostuvo Judd Deere, portavoz de la Casa Blanca, sobre la participación de la potencia mundial en la plataforma Covid-19 Vaccines Global Access (Covax). Más de 170 países están en conversaciones para ser parte de la iniciativa codirigida por la OMS, la Coalición para las Innovaciones y Preparación para Epidemias y la Alianza Global para la Vacunación y la Inmunización (Gavi).
El objetivo de Covax es desalentar el acaparamiento de una vacuna en el país que primero la consiga, y así enfocar los esfuerzos en priorizar a las personas de alto riesgo en todo el mundo una vez que se obtenga. Estados Unidos estaría apostando por acuerdos bilaterales con compañías farmacéuticas en vez de ser parte de la iniciativa global. Pero la OMS defiende que se pueden hacer las dos cosas a la vez. “Al unirse a la plataforma, al mismo tiempo que realizan acuerdos bilaterales, en realidad se está apostando por un mayor número de candidatos a vacunas”, afirmó a mediados de agosto Mariângela Simao, directora adjunta de la OMS para el acceso a medicamentos y vacunas.
En un principio hubo reticencia del Gobierno estadounidense a desmarcarse de la Covax y darle la espalda a la diplomacia sanitaria, pero luego se instaló la idea de que Estados Unidos tiene suficientes candidatos a vacunas en ensayos clínicos, por lo que puede hacerlo solo, según dijeron, bajo anonimato, un funcionario de la Administración y un ex alto funcionario a The Washington Post. Sin embargo, como remarcó Simao en su comparecencia el 17 de agosto, aún no se sabe cuál será el candidato exitoso.
Stephen Hahn, director de la FDA, la agencia de medicamentos de EE UU, aseguró el domingo en una entrevista al Financial Times que está dispuesto a aprobar el uso de una vacuna estadounidense para la covid-19 antes de que se complete el proceso normal de ensayos clínicos. Un grupo de expertos de la OMS ha alertado de que ninguna de las 33 vacunas experimentales que ya están en ensayos en humanos ha demostrado todavía su seguridad y eficacia. “Existe el peligro de que las presiones políticas y económicas para introducir rápidamente una vacuna contra la covid-19 puedan provocar el despliegue generalizado de una vacuna que en realidad sea muy poco efectiva. Por ejemplo, que solo reduzca la incidencia de covid-19 entre un 10% y un 20%”, advierten.
La ofensiva de Trump contra la OMS surge porque considera que ha obrado en interés de China y tiene que “rendir cuentas” por ello. “El silencio de la OMS ante la desaparición de investigadores y doctores y las nuevas restricciones a la información sobre la investigación de los orígenes de la covid-19 [por parte de China] es profundamente preocupante”, dijo en pleno pico de contagios. Los detalles de la retirada de EE UU del organismo aún se evalúan, pero considerando que será efectiva el 6 de julio del próximo año dependerá también de si Trump gana o no las elecciones presidenciales de noviembre.