Vladimir Putin aseguró que la fórmula ha pasado las pruebas necesarias, que otorga "una inmunidad duradera" y que una de sus hijas fue inoculada. Escuchá el informe de Marcelo D´Aloisio respecto de esta nueva esperanza contra el coronavirus.
Informe Marcelo D´Aloisio
Rusia anunció este martes la aprobación de la primera vacuna contra el coronavirus, que otorga una “inmunidad duradera”, según declaró este martes el presidente Vladimir Putin durante una videoconferencia con miembros del gobierno retransmitida por la televisión.
“Esta mañana, por primera vez en el mundo, se ha registrado una vacuna contra el nuevo coronavirus”, dijo Putin. “Sé que es bastante eficaz, que otorga una inmunidad duradera”, agregó.
También, informó su hija está entre las primeras personas inoculadas por la fórmula, desarrollada por el instituto Gamaleya, con sede en Moscú. “Una de mis hijas se aplicó esta vacuna. Creo que participó en los experimentos”, dijo Putin, según la agencia Interfax, unos minutos después de haber anunciado la homologación.
Agregó que tuvo un poco de fiebre “y nada más”. Según detalló, su hija tuvo una temperatura de 38°C (100,4 Fahrenheit) en el día de la primera inyección, que bajaron a 37 grados al día siguiente. Tras la segunda inyección volvió a tener una leve subida de la temperatura, pero eso fue todo. “Se siente bien y tiene un alto número de anticuerpos”, añadió Putin. No especificó cuál de sus dos hijas -Maria o Katerina- se había vacunado.
Esta vacuna será distribuida el 1 de enero de 2021, según el registro nacional de medicamentos del ministerio de Salud, consultado por las agencias de prensa rusas. Las autoridades rusas también han dicho que la producción de la vacuna a gran escala comenzará en septiembre, y las campañas masivas de vacunación empezarían a partir de octubre. Personal sanitario, profesores y otros grupos de riesgo serán los primeros en recibirla, aunque el mandatario insistió en que la aplicación será voluntaria. Unos 20 países han iniciado el proceso de compra, por un total de más de 1.000 millones de dosis, según indicó el gobierno.
Es probable que el proyecto enfrente un mayor escrutinio por parte de la comunidad científica, dado que el sistema regulador ruso es mucho más opaco que los de Occidente. La fórmula recién comenzará este miércoles la Fase 3 del proceso de ensayos.
En las primeras reacciones al anuncio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la fórmula, como el resto, deberán seguir los trámites de precalificación y revisión que marca el organismo. “Acelerar los progresos no debe significar poner en compromiso la seguridad”, dijo en rueda de prensa el portavoz de la OMS Tarik Jasarevic, quien añadió que la organización está en contacto con las autoridades rusas y de otros países para analizar los progresos de las distintas investigaciones de vacunas.
Las pruebas comenzaron a mediados de junio en un prestigioso hospital militar en Moscú, con un grupo de voluntarios compuesto, principalmente, por militares rusos, pero también por algunos civiles. Un segundo grupo de 20 voluntarios, que fueron vacunados el 23 de junio, completó la fase a finales de julio. Rusia no ha publicado datos científicos que prueben la seguridad o eficacia de sus fórmulas.
Moscú visualiza una victoria propagandística similar a la del Sputnik, cuando la Unión Soviética lanzó el primer satélite artificial del mundo en 1957. De hecho, la vacuna fue bautizada con ese mismo nombre. Pero los primeros ensayos con seres humanos comenzaron hace menos de dos meses y no existen pruebas científicas publicadas que respalden la incorporación de Rusia a la carrera global por la vacuna, ni menos aún que explique por qué se la ha de considerar un favorito.
En ese sentido, la vacuna rusa anunciada este martes no figuraba entre las seis que según señaló la OMS la semana pasada estaban más avanzadas. El organismo con sede en Ginebra citó entre esas seis a tres candidatas a vacunas desarrolladas por laboratorios chinos, dos estadounidenses (de las farmacéuticas Pfizer y Moderna) y la británica desarrollada por AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford.