El ex número dos de la compañía alemana de pagos electrónicos Wirecard, Jan Marsalek, huyó a Bielorrusia el día en que fue cesado, en medio del escándalo por fraude multimillonario y falsificación de cuentas de la empresa, según una investigación del semanario alemán Der Spiegel, el portal internacional Bellingcat y el medio ruso The Insider.
El que fuera director de operaciones de la compañía fue visto por última vez por sus colaboradores el 18 de junio pasado y las primeras informaciones apuntaban a que huyó a Filipinas o a las islas Mauricio.
La revista alemana, que dedica al caso la portada e informe central de su último número, afirma tener constancia de que entró en Bielorrusia esa misma noche y que lo hizo con su propio pasaporte.
El paradero de Marsalek, austríaco y de 40 años, es una de las incógnitas en torno al escándalo que rodea a esa compañía. Bellingcat lo definió como el hombre más buscado del mundo.
Según la investigación periodística, Marsalek es ahora una persona de interés para al menos tres agencias de Inteligencia de Occidental por una sospecha de vínculos con la Inteligencia rusa. Bellingat revisó sus datos de inmigración y descubrió que era un visitante frecuente de Rusia, con más de 60 viajes al país en los últimos 10 años.
Y los investigadores detectaron también un particular interés de la principal agencia de seguridad de Rusia, FSB, en los movimientos de Marsalek. En 2015, aparentemente, el FSB comenzó a monitorear y registrar en una base de datos todos sus viajes internacionales, menos sus traslados dentro de la UE. Los viajes vigilados incluían vuelos frecuentes a Singapur, Estambul y Dubai. Extrañamente, el registro de sus acciones concluyó a fines de 2018.
LA AUTORIDAD DE SUPERVISIÓN, EN ENTREDICHO
El consejero delegado y fundador de Wirecard, Markus Braun, fue detenido por la justicia alemana poco después de declararse insolvente la empresa.
Supuestamente Braun, quien quedó poco después en libertad bajo fianza, vendió 6,6 millones de acciones poco antes de la declaración de insolvencia. La Fiscalía de Múnich investiga a Wirecard también por blanqueo de dinero, falsificar sus cuentas, manipulación del mercado y engaño.
El caso de esa compañía de pagos electrónicos salpica al propio gobierno alemán, afirma Der Spiegel, en relación a las presiones desde la oposición para el total esclarecimiento del caso.
El Ministerio de Finanzas, cuyo titular es el socialdemócrata Olaf Scholz, anunció esta semana reformas en la autoridad de supervisión financiera (BaFin), aunque asegura que el organismo actuó correctamente.
Un informe del Ministerio citado este viernes por varios medios alemanes afirmaba que la BaFin había puesto a Scholz al corriente de la existencia de sospechas sobre Wirecard en febrero de 2019; la empresa se declaró insolvente el mes pasado después de que su auditora se negara a firmar el balance de 2019.
Según Finanzas, el Gobierno se propone reforzar la capacidad de la BaFin para evitar nuevas manipulaciones en el futuro y lograr que los balances que se evalúen en Alemania sean más "fiables".
Así, el actual sistema a dos niveles para la supervisión de los balances será optimizado, indicaron fuentes del Ministerio. Además, se le dotará de mecanismos de auditoría más independientes para que ejerzan un control más efectivo sobre las empresas.
Según un informe del Ministerio de Finanzas, los primeros indicios de fraude por parte de Wirecard se remontan a 2008; desde entonces, la compañía de pagos electrónicos fue objeto de varias investigaciones por parte de la BaFin.
Ésta, además, ordenó un registro de las oficinas de la compañía e impuso una multa de un millón y medio de euros en 2019, tras retrasarse Wirecard en la entrega de un informe semestral.
El escándalo sobre Wirecard, considerado una compañía modélica, saltó al desvelarse que habría inflado sus balances con 1.900 millones de euros.
Con información de EFE