El Seleccionado dirigido por Carlos Salvador Bilardo llegó diezmada a aquella definición, por la expulsión de Ricardo Giusti en la inolvidable semifinal ante Italia; y tampoco sin Julio Olarticoechea, Sergio Batista y Claudio Paul Caniggia, el delantero más valioso y autor de los goles ante Brasil en octavos de final y frente a los dueños de casa en semis. Los tres se perdieron la final por acumulación de tarjetas.
Enfrente estaban los teutones, que buscaban la revancha por la final perdida hacía cuatro años ante un rival que tuvo la mejor versión de Diego Maradona, secundado por un sensacional grupo de jugadores. Con jugadores de la talla de Andreas Brehme, Thomas Hassler, Lothar Matthäus, Rudi Völler y Jürgen Klinsmann, y dirigidos por un símbolo como Franz Beckenbauer, llegaban a la definición como claros candidatos.
Si bien Alemania era algo más en el juego, el partido comenzó a volcarse a favor de los europeos cuando Monzón, quien había ingresado por el Cabezón Ruggeri, se convirtió a los 20 minutos del segundo tiempo en el primer jugador expulsado en una final de un Mundial por una violenta infracción a Klinsmann.
Y a cinco minutos del final se concretó la tendencia que traía el partido. El mexicano Edgardo Codesal Méndez, un médico ginecólogo que en realidad nació en Montevideo, se erigió en protagonista excluyente, al sancionar un penal para Alemania a los 40 minutos del segundo tiempo por una supuesta falta de Roberto Sensini sobre Völler.
Aque 8 de julio de 1990, Argentina había formado con Sergio Goycochea; Juan Ernesto Simón; Néstor Lorenzo, José Serrizuela, Oscar Ruggeri y Roberto Sensini; José Basualdo, Pedro Troglio y Jorge Burruchaga; Diego Maradona y Gustavo Dezotti, ingresado luego Pedro Monzón y Gabriel Calderón.
FUENTE : DEPO.