Según advierten los industriales del complejo oleaginoso, las restricciones de la UE provocarán una sobreoferta de aceite de soja que influirá negativamente sobre el valor de las cotizaciones.
Un nuevo factor bajista se acaba de agregar al precio de la soja: la fijación de derechos antidumping por parte de la Unión Europea a las exportaciones de biodiésel argentino.
Según advierten los industriales del complejo oleaginoso, el principal generador de divisas por exportaciones del país, las restricciones de la UE provocarán una sobreoferta de aceite de soja que influirá negativamente sobre el valor de las cotizaciones.
"El precio del poroto va a bajar", advirtió Luis Zubizarreta, presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), entidad que reúne a las grandes empresas exportadoras nacionales y multinacionales que en los últimos años instalaron plantas de biodiésel al lado de las fábricas de molienda de soja en el sur de Santa Fe.
En 2012 se exportaron 1,5 millones de toneladas de biodiésel, mientras que este año se llegaría apenas a las 500.000 toneladas. El excedente de aceite de soja que no se utiliza para el biodiésel se volcará al mercado externo. Así, de 3,7 millones de toneladas se pasará a vender 5 millones de toneladas, lo que deprimirá el precio del producto debido a que la Argentina es el principal exportador mundial de aceite de soja.
Según publicó La Nación, este factor bajista se agrega a la supercosecha de soja que tendría Brasil, convertido en el primer productor mundial al desplazar a Estados Unidos del primer lugar en el podio que también integra la Argentina.
El principal socio del Mercosur llegaría a las 89,7 millones de toneladas, según estimó ayer la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), contra los 85,7 millones que producirían los EE.UU., de acuerdo con las estimaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés). La Argentina podría llegar a 55 millones de toneladas, cinco más que la campaña pasada, siempre y cuando el tiempo no juegue una mala pasada.
Con un incremento de al menos 10% en el volumen mundial de soja en 2014 respecto de este año, los especialistas estiman que el mercado reaccionará a la baja.
Para los industriales, una de las alternativas para evitar que la industria de biocombustible quiebre es que el Gobierno aumente el porcentaje de biodiésel con el que hoy se mezcla el gasoil, de 7 por ciento.
"Se podría duplicar el consumo actual, que llega a 700.000 toneladas de biodiésel", estimó Zubizarreta. Eso, a su vez, podría beneficiar la balanza comercial, ya que se reducirían las importaciones de gasoil. Pero para eso, afirman los industriales, debería corregirse una asimetría impositiva, ya que el combustible importado no paga impuestos, mientras que el biodiésel tiene una carga impositiva de 41 por ciento.
"Los automóviles no tendrían ningún problema. Hicimos pruebas en los talleres de Oreste Berta, en Córdoba, con B20 (corte de 20% de gasoil con biodiésel) y no hubo inconvenientes con los motores", explicó Zubizarreta. "El transporte de carga y la maquinaria agrícola podrían tener un porcentaje mayor", añadió.