Las autoridades chinas están preocupadas. En los últimos días, un brote de casos vinculado a un mercado de carnes encendió la alarma en la capital y aunque el número de infectados por coronavirus no es demasiado alto los temores están instalados frente a la posibilidad de que se trate de una segunda ola de contagios.
Hoy el gobierno de Pekín advirtió que la situación es "extremadamente grave" en la ciudad, donde hay ya más de un centenar de casos registrados. Por ello empezaron a hacer test a decenas de miles de personas a pesar de que la enfermedad, que surgió en Wuhan, centro del país, a finales de 2019, según declaró semanas atrás el Partido Comunista, había sido vencida.
"La situación en la capital es extremadamente grave", dijo Xu Hejian, un portavoz del ayuntamiento, que habló de "carrera contrarreloj" contra el coronavirus. Por su parte el ministro de Sanidad anunció hace unas horas 27 nuevos enfermos, lo que lleva a 106 el total de casos registrados en cinco días en la ciudad, de 21 millones de habitantes, donde desde hacía dos meses no había positivos. El nuevo brote surgió en el inmenso mercado al por mayor de Xinfadi, sur de la capital. También se registraron varios casos en otros mercados, ahora cerrados.
Tras conocerse estos datos, los funcionarios ordenaron el confinamiento de unas 30 zonas residenciales. Sus miles de habitantes no tienen derecho a salir de ellas pero pueden recibir comida. Sin embargo no hay pánico en Pekín, donde desde diciembre solo hubo nueve muertos por Covid-19 y ninguno desde el descubrimiento del nuevo brote.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó seguir "de muy cerca" la situación y habló de enviar más expertos a Pekín.
Controles para detectar casos de coronavirus entre los vendedores
Para entender el alcance de esta crisis, los responsables municipales quieren hacer test a todos los vendedores de los mercados y a los responsables de restaurantes. Pekín tiene capacidad para hacer test a más de 90.000 personas por día.
"Intento no salir mucho a la calle", dijo Wu Yaling, una jubilada de 57 años, que vive cerca de uno de los mercados donde se registró el brote. Ayer también se cerraron los lugares deportivos y culturales, y varias ciudades chinas anunciaron la puesta en cuarentena de viajeros procedentes de Pekín.
Además se desinfectaron 276 mercados y 33.000 restaurantes o comercios de alimentos y siete zonas residenciales suplementarias, de las miles que tiene la ciudad, también fueron confinadas. Se añaden a las 21 que ya están en esta situación.
Desde el 30 de mayo, unas 200.000 personas visitaron el mercado de Xinfadi, donde el virus fue descubierto en planchas donde se cortaba salmón importado. Más de 8000 empleados del lugar, que proporciona el 70% de las frutas y verduras que se consumen en Pekín, pasaron test y luego fueron puestos en cuarentena.
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades afirmó que la cepa descubierta en el mercado corresponde a una cepa frecuente en Europa.
La crisis
China había relajado la mayor parte de los controles luego de que el Partido Comunista declarara la victoria sobre el virus en marzo, pero Pekín suspendió la reapertura de algunas escuelas de primaria, prevista para el lunes, y revirtió la relajación de algunas medidas de aislamiento.
De los nuevos casos reportados por el Ministerio de Salud, ocho fueron importados por viajeros chinos; cuatro se localizaron en la provincia de Hebei, próxima a la capital, y otro fue detectado en la región suroccidental de Sichua.
No se confirmaron nuevos decesos y 210 personas seguían en tratamiento mientras que otras 114 estaban monitoreadas en aislamiento por mostrar síntomas o dar positivo al virus sin mostrarlos. Desde el inicio de la pandemia el país reportó 4634 fallecidos y 83.064 contagiados.