El brillo de los millones de estrellas de la Vía Láctea y la luz de la Luna adornan las ruinas del castillo de Dunstanburg, una fortaleza situada en la costa del Condado de Northumberland, colindante con Escocia. Según los escritos, fue el Conde Thomas de Lancaster, primo de Eduardo II de Inglaterra, quién ordenó la construcción de la fortaleza en 1313. Parece que la mala suerte siempre acompaño al castillo, ya que pese a estar situado cerca da la frontera angloescocesa nunca jugó un papel relevante en la guerra fronteriza que ambos mantuvieron. 150 años después de su construcción, durante la Guerra de las Dos Rosas, el castillo, en manos de la Casa Lancaster, sufrió daños de los que nunca se recuperó, sin embargo sus ruinas han sobrevivido al saqueo hasta el día de hoy.