Un fotógrafo estadounidense compartió algunos días en una comunidad que promueve las ideas de esta secta y las retrató en sus momentos más cotidianos.
Algunas de las fotos son perturbadoras. A pesar de mostrar los momentos cotidianos de varias familias, esas en las que padres y madres se encuentran en un living para compartir momentos, también reflejan las especiales vestimentas y muchas de las actitudes de uno de los sectores más retrógrados del pensamiento estadounidense: el Ku Klux Klan.
Durante varios días el fotógrafo Anthony Karen reflejó con su lente la forma en la que varias familias de una comunidad se interrelacionan entre sí y dentro de una fuerza histórica que se asume racista y que es sumamente cerrada. "La mayoría de la gente que encontré no es más diferente que la que vive a tu lado. Sólo se sabe que están en el KKK si deciden compartir eso con usted, o mostrar su emblema distintivo en una camiseta o tatuaje", señala Karen al diario británico Daily Mail.
El fotoperiodista retrató cómo es el ritual de inicio del Klan, la manera en la que exponen su pensamiento en la ciudad, pero a la vez también reflejó cómo son sus cocinas, la forma en la que se divierten y de qué manera comparten su vida. "Ellos viven vidas normales. Algunos tienen connotaciones raciales más fuertes que otros. Hay ricos y pobres, inteligentes y no inteligentes: igual que en cualquier otro lugar", apunta Karen.
El Ku Klux Klan es el nombre de que tienen varias organizaciones de ultraderecha en Estados Unidos, creadas en el siglo XIX, inmediatamente después de la Guerra de Secesión, que promueven ideas extremistas como la xenofobia, la supremacía de la raza blanca, la homofobia, el antisemitismo y el anticomunismo. La violencia y los actos intimidatorios, como la quema de cruces, son parte de su modus operandi histórico.