Toda situación extrema como lo es una pandemia, produce en la sociedad una serie de interrogantes, aprendizajes y modificaciones. Ver a un presidente trabajar codo a codo con los representantes de la oposición pareciera ser algo normal y lógico de las Democracias desarrolladas.
Como bien sabemos esto no es algo cotidiano en nuestro país y quizás que habría que remontarse unos cuantos años al pasado para encontrar estos gestos políticos admirables y de madurez que deben servir como ejemplo para los complejos y dinámicos tiempos que se aproximan.
Los efectos del Covid-19 ingresan a nuestro país con la posibilidad de observar, aprender y ejecutar aquellas medidas políticas y de salud pública que se están tomando en otros lugares del mundo, brindando resultados positivos para frenar y evitar que aumente la famosa curva de crecimiento.
Ahora bien... La Pandemia ¿es un suceso impredecible por parte de los Estados, de los organismos internacionales y de la sociedad en su conjunto? O mejor dicho ¿es un fenómeno que puede suceder en cualquier momento y que nadie puede o quiere advertir? Esta metáfora suele llamarse en política como: ”Cisne Negro” y trae de resultado un fuerte y negativo impacto socioeconómico, logrando visibilizar cambios que hasta el momento no parecían trascendentales, pero que en definitiva lo son.
Los efectos de la pandemia están logrando constantemente modificaciones en los hábitos de los ciudadanos y una modernización acelerada en las conductas de la sociedad, ante la necesidad de continuar con nuestras obligaciones, se fomenta la propagación del trabajo y del estudio “remoto” o “en línea”; como así también entramos en razón sobre la importancia y lo inevitable que se vuelven las inteligencias artificiales y los avances tecnológicos en el desarrollo de nuestras vidas.
Los gobiernos no están exentos de estas transformaciones y quizás se enfrentan a desafíos aún más complejos y desgastantes, entendiendo que las medidas políticas que se toman dentro de las fronteras de cada país, no son aisladas y que las nuevas tendencias mundiales demandan una interconexión y cooperación global de las decisiones políticas a tomar y los riesgos a correr.
Esto, claramente, plantea un interrogante acerca de cómo se puede lograr de manera armoniosa que la responsabilidad global que poseen los países, lleguen a buen puerto teniendo en cuenta el crecimiento de los híper Nacionalismos en regiones estratégicas y de fuertes actores sociales como las corporaciones dueñas de los miles de millones de datos y de los algoritmos artificiales de la información.
Por último, ¡lo más importante! La pandemia nos permite visibilizar el desastre ambiental que generamos en las últimas décadas y la obligación urgente que tenemos de modificar nuestras leyes, conductas y mecanismos de producción si queremos evitar el colapso ecológico. Esta responsabilidad y obligación, es sin duda alguna, de todos los actores sociales que habitamos el planeta.