Fue víctima de un sofisticado engaño: imitaron la voz de su hijo y, con cinco líneas telefónicas distintas, presionaron a la familia hasta conseguir el pago del rescate.
"Viví junto a mi mujer el momento de más angustia de toda mi vida. Fueron cuatro horas, de 6 de la tarde a las 10 de la noche". Así arrancó esta mañana el relato el empresario, productor y ex dirigente de Racing Fernando Marín sobre lo que vivió esta semana, cuando fue víctima de una sofisticada maniobra de secuestro virtual de Nicolás, uno de sus hijos.
Se trató, según relató él en radio Mitre, de una banda integrada por varios delincuentes, entre las que hubo una persona que imitaba la voz del joven supuestamente retenido. Utilizaron al menos cinco líneas de teléfonos en simultáneo para presionar a la familia hasta lograr el pago de un rescate, luego de una travesía de su esposa desde Escobar hasta el centro porteño y desde ahí, de vuelta, al norte del conurbano para pagar el rescate.
Fernando Marín -quien sería, después de la ex modelo Mora Furtado, el segundo blanco de esta modalidad delictiva, según informó esa emisora- relató que todo comenzó cuando sonó el teléfono directo de su casa, atendió y le dijeron que "un familliar" suyo había sufrido un accidente y que, por estar en shock, quería hablar con él. En ese momento, relató, una voz exactamente igual a la de su hijo gritó: "¡Papá, me quieren matar, me quieren matar!" . Después de eso, otra voz de un hombre -que no era el que había llamado para hablar del accidente-, se quejó: "¡Te dije que iba a gritar! ¡Ahora cortale un dedo!" .
SOFISTICADO PROCEDIMIENTO
Según contó el empresario, estuvo al menos él, su esposa y un casero, al mismo tiempo, conectado con delincuentes que le hicieron un seguimiento, debido a que, al pedir una suma de dinero de rescate para liberar al supuesto retenido, los mantuvieron vigilados hasta que se efectuó el pago en una zona del norte de la Autopista Panamericana. También resaltó que en las comunicaciones se escuchaba "que mientras hablaba tecleaba con una computadora".
Tras una tensa negociación, en la que abundaron los insultos y las amenazas de muerte al hijo, y luego de haber obtenido el botín Marín relató: "Con una soberbia absoluta, me dijeron que mi mujer tenía unos ovarios enormes y que yo era un caballero y me dijo que llamara a mi hijo. Yo le dije, a qué número. Al de siempre, me respondió".
"Me contó que él estaba en una cárcel y que no me preocupara", consignó, tras lo cual contó que hizo "la denuncia" ante la Justicia y pidió a la sociedad que estuviera "alerta" por la aparición de este tipo de modalidad delictiva.