La joven artista habló con la revista Watt de todo: la fama, sus proyectos, la escuela deCris Morena y la relación con sus fans.
Atrás parece haber quedado la niña angelical de Chiquititas: Lali Espósito se ha transformado en una mujer frente a la mirada del público, que la vio crecer desde el otro lado del televisor. Su sensual videoclip y la provocativa presentación que realizó de su carrera como solista dejaron pocas dudas al respecto.
Ahora, en una entrevista íntima con la revista Watt, la joven artista vuelve a dejar en claro su madurez y no teme hablar de todo, literalmente… A continuación, algunos de los extractos más sobresalientes de la nota.
"En este ambiente hay mucha competitividad, envidia y celos, y para hacerle frente a eso trato de conservar mi integridad".
La “escuela Cris Morena”
- "Supongo que todos los que alguna vez tuvimos la suerte de pasar por ahí, hoy estamos más que agradecidos por esa oportunidad. Si hay algo que aprendí con Cris fue el cuidado del trabajo, valorarlo dando todo de uno, esforzarse y ser responsable para generar un producto de calidad. Vengo de una familia de padres laburadores que siempre se la rebuscaron para mantenernos, y eso me ayudó mucho a la hora de entrar en un ambiente tan exigente. Cuando iba a un set sin saber mi libreto, me mandaban de vuelta a casa para que lo estudie, y eso era así de literal como te lo cuento. Aunque pidieras por favor y osaras leerlo en ese momento, no existían los peros".
- "No había nada librado al azar, y en mis decisiones, tanto laborales como personales, hoy veo reflejado todo lo que aprendí ahí. A veces cuando voy a grabar Solamente Vos, mis compañeros se sorprenden al ver que sé todo de memoria, pero es lo mínimo que puedo hacer. Adrián Suar es bastante flexible frente a la improvisación del texto y eso es genial porque ameniza el trabajo, pero yo no puedo con mi genio y llevo todo listo en mi cabeza. Soy bastante perfeccionista".
La hipocresía del ambiente artístico
- “Te puedo asegurar que prácticamente tres veces por semana me choco con seres detestables. Bueno… tres no pero, cerca. Tengo la habilidad, si es que se puede llamar así, de ser lo suficientemente perceptiva cuando alguien no me cabe. No es porque hagan algo adrede, pero hay situaciones en las que conocés gente con actitudes que no te copan ni a palos y se nota en un gesto o una mirada. Cuando me pasan esas cosas, lo primero que pienso es: “cág... a trompadas si en algún momento hago eso”. En este ambiente hay mucha competitividad, envidia y celos, y para hacerle frente a eso trato de conservar mi integridad, hay que capitalizar los malos tragos y usarlos positivamente. Lo que más aprendo de esa gente chota es lo que no quiero ser”.
"Como vivimos a toda velocidad, las pibas que tienen 15 años se visten mil veces más provocativas que yo, ¡se ponen unas polleritas que no podés creer!".
¿Qué le molesta de su generación?
- "La mirada del otro, definitivamente. Desde la típica obsesión por tener el cuerpo perfecto hasta el prejuicio por cómo te vestís. Noto que todos se dejan llevar más por el 'qué dirán' que por las propias convicciones. Me parece que a nivel social somos todavía muy retrógrados. El bullying existe desde siempre, pero hoy lo veo muy acentuado entre mis pares. Esas cosas todavía no desaparecieron y deberían erradicarse. A mi mamá cuando era chica la cargaban porque supuestamente era gordita, y ahora pasa lo mismo. Nos cuesta madurar porque nos comemos toda la película de la imagen perfecta, y eso no existe".
- "Además, como vivimos a toda velocidad, las pibas que tienen 15 años se visten mil veces más provocativas que yo, ¡se ponen unas polleritas que no podés creer! Quieren dar una imagen canchera y eso hace que busquen parecer más grandes sin vivir su etapa, me parece malísimo. Aunque históricamente el ser humano quiere lo que no tiene, tendríamos que intentar esforzarnos para ser uno mismo y encontrar nuestra personalidad, sin darle tanta bola a si somos lindos o feos, rubios o morochos".
Su relación con las redes sociales
- “¡Las odiaba! Ahora me parecen lo mejor del mundo, ya entendí que sirven para comunicar y no necesariamente tienen que invadir mi privacidad. Hoy siguen a varios artistas por Twitter y me pareció que no estaba mal la idea de conectar con mi público de una manera diferente. Estoy contenta porque recibo mucho afecto, me llegan mensajes con puro amor y eso me hace feliz. Obviamente también hay comentarios que bardean y no sé si no los veo o qué, pero son los menos. Me interesa saber qué repercusión tienen mis canciones, o una actuación específica de algún capítulo puntual, como también enterarme de opiniones que tengan los que siguen mi carrera porque laburo para ellos. Pero cuando alguno se zarpa o escribe algo desubicado, trato de ignorarlo. Antes iba muchísimo al choque, ahora ni un poco”.