Inmigrantes, empleados y turistas se mostraron indignados con la parálisis administrativa
anet llegó a Estados Unidos hace 22 años y, luego de una larga espera y varios trámites para obtener su permiso de residencia, ayer tenía todo listo para la ansiada entrevista con la que esperaba conseguir, finalmente, los papeles que le permitirían visitar a sus hijos en Ecuador, su país natal.
Nunca ocurrió. La entrevista de Janet era en el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (Uscis, por sus siglas en inglés), una de las oficinas públicas que tuvo que cerrar debido al "apagón" del gobierno federal de Estados Unidos.
"Es un país loco", se lamentaba ante LA NACION Janet, que prefirió no dar su apellido. "He esperado más de 20 años, puedo esperar un año más", agregaba, visiblemente frustrada, a pasos de la entrada al edificio 26 Federal Plaza, ubicado en la parte baja de Manhattan, donde funcionan las oficinas de Uscis. Allí, Janet estaba acompañada de un puñado de inmigrantes resignados, algunos de las cientos de miles de personas que sufrió en carne propia el "apagón" infligido por el Congreso de Estados Unidos.
"Escuché del cierre anoche, pero he esperado un año por esta entrevista y quería asegurarme. No me dejan entrar y perdí un día de trabajo", comentó Singh Gurpreet, un indio de 23 años, taxista, que también perdió su cita.
Janet tampoco pudo ingresar en el edificio. Uno de los guardias de seguridad de la entrada le impidió el paso.
Peor aún, madres, mujeres embarazadas, bebes y chicos de bajos ingresos que dependen de un programa del gobierno para comprar alimentos quedaron al borde de perder esa asistencia, que se quedó sin fondos federales y sobrevive, por ahora, con fondos estatales. Cientos de miles de empleados públicos fueron suspendidos y los cheques para los veteranos de guerra podrían cortarse en unas semanas.
También anunciaban ayer la clausura de algunos de los íconos de la democracia, la libertad y la historia del país, como la Estatua de la Libertad, el monumento a Abraham Lincoln o las puertas de cualquier Museo Smithsoniano de Washington.
Los 401 parques nacionales del país cerraron, incluidos el mítico Gran Cañón y Yosemite.
En Battery Park, donde está ubicado el puerto de salida de las excursiones a la dama de hierro más famosa de Estados Unidos, las pruebas de que los preparativos para el "apagón" comenzaron hace varios días estaban a la vista: la empresa State Cruises había instalado carteles con una foto de la estatua y letras a colores que anunciaban el cierre del monumento y ofrecían un recorrido en sus barcos con "magníficas vistas" y sin las paradas habituales en las islas Libertad y Ellis.
Raquel Smith, que llegó a visitar la estatua con un grupo, no podía creer su suerte: hace 17 años, en el último "apagón", durante la presidencia de Bill Clinton, visitó por primera vez Washington y se perdió de recorrer sus icónicos monumentos.
"Somos mejor que esto. Deberíamos hacer las cosas mejor que esto", refunfuñaba. "Nos estamos convirtiendo en una república bananera", se quejó.