Durante la concentración frente al edificio en el que vivía el joven asesinado, pidieron “cadena perpetua” para los responsables del crimen de Villa Gesell. “Estoy muerta en vida”, aseguró la madre.
Vecinos y familiares de Fernando Báez Sosa, el joven que fue asesinado por los rugbiers de Zárate en Villa Gesell, se juntaron este jueves en la puerta de la casa para pedir justicia y una condena ejemplar para los diez chicos de entre 19 y 21 años que fueron imputados por el homicidio, y que están detenidos.
Desde anoche, el hashtag #JusticiaPorFernandoBaez comenzó a ser tendencia en Twitter. A los carteles que pegó su novia Julieta Rossi, sobre la Avenida Pueyrredón al 1800, donde vivía el joven asesinado junto a sus padres, comenzó a viralizarse un flyer que convocaba a una “Marcha del silencio”. En el barrio aseguran que fue algo espontáneo.
“Si lo hicieron en Villa Gesell, ¿cómo no lo vamos a hacer acá que conocemos a Fernando de toda la vida?!”, confió a Infobae una vecina y allegada a la familia Báez Sosa.
La cita estaba pactada a las 18.30 hs en Pueyrredón y Peña, pero desde antes de las 18 ya había gente. A los ex compañeros del colegio Marianista, familiares, amigos y vecinos se sumaron distintas personas con carteles pidiendo “Justicia” por Fernando.
En el inicio de la concentración se rezó un Padre nuestro en voz alta y luego, en forma inmediata, se pidió “Justicia” y “Perpetua” para los asesinos. Los aplausos y los gritos de bronca se entremezclaron en un reclamo donde era palpable el dolor de aquellos que conocieron al joven que fue asesinado.
“Quiero justicia por mi hijo. Era servicial y luchador. Amaba la vida, nos amaba a nosotros. Confío en que se haga justicia”, expresó Graciela, la mamá de Fernando Báez Sosa en la puerta del domicilio. Estaba abrazada a un cuadro con la foto de su hijo, con los ojos cerrados y las gotas de sudor corriéndole por la frente debido al intenso calor. A su lado tenía a su esposo y la novia de su hijo.
En la primera frase que expresó dejó en claro el padecimiento que le generó la muerte de su hijo. “Estoy muerta en vida. Mi hijo me da fuerza para que se haga justicia", sostuvo.
Dolorida y angustiada, Graciela aseguró: “Lo acompañé hasta la puerta. Lo despedí. Cuando me llamaron para decirme que había fallecido el mundo se me vino abajo. Pero debo ser fuerte y luchar para que esto no le pase a otros chicos".
“Ahora Fernando es mi ángel. Quiero que bendiga a todos los hijos y a todas las familias para que no haya otro Fernando. Él era mi luz y mi vida”, agregó. Cada vez que paraba para hablar, los presentes le daban muestras de apoyo. “No te vamos a dejar sola” y “Te vamos a acompañar en el pedido de justicia” fueron frases que se multiplicaron.
“El país está conmigo. Fer se merece justicia. Sé que este momento es duro pero quería estar presente. Gracias a todos por acompañarme”, dijo Graciela en el final de su discurso improvisado. Luego se marcó abrazada junto a su esposo y con lágrimas en los ojos.
Dos días atrás, en Villa Gesell, vecinos y turistas realizaron una marcha de velas blancas en el lugar donde murió Báez Sosa. La convocatoria fue frente al boliche Le Brique, donde comenzó la pelea entre los dos grupos de amigos que, afuera del local, tuvo un final trágico. En medio de escenas de llanto y de bronca, hicieron un minuto de silencio, además de pedir que se tomen medidas tras lo ocurrido. El pedido de justicia y el reclamo por mayores pedidas de seguridad se repite pocos días después. Esta vez en Buenos Aires.