En medio de gran expectativa, tendrá lugar hoy la primera reunión del denominado "G-8" de Francisco, es decir, el grupo de ocho cardenales consultores de todos los continentes nombrado por él en abril pasado, que tiene un doble objetivo: ayudarlo areformar la curia romana y en el gobierno de la Iglesia.

Justamente para explicar esta concreta señal de colegialidad y sinodalidad, es decir, de una forma más democrática de gobierno y ya no centralizada, el Vaticano difundió ayer un nuevo "quirógrafo" (documento escrito a mano) de Francisco.

En éste, el Papa instituyó oficialmente el Consejo de Cardenales, y recordó que la idea fue fruto de las sugerencias surgidas en las reuniones que precedieron el cónclave. Y puntualizó que podrá reunirse con sus miembros tanto en forma individual como colectiva. Además, dejó en claro que este virtual consejo de la corona podría ampliarse en el futuro e ir tratando "diversas cuestiones" que él considere "dignas de atención".

"Este consejo, que respecto del número de sus miembros me reservo de configurar en el modo que resultará más adecuado, será una ulterior expresión de la comunión episcopal y del auxilio al ministerio petrino que el episcopado de todo el mundo puede ofrecer", puntualizó el Pontífice.

En una atestada conferencia de prensa, el padre Federico Lombardi, vocero del Vaticano, detalló que a partir de hoy el "G-8" se reunirá en la biblioteca privada del Papa, en el tercer piso del Palacio Apostólico, durante todo el día, hasta el jueves. Francisco asistirá a todos los encuentros, salvo el de mañana, debido a la audiencia general de los miércoles.

"Este consejo enriquece el gobierno de la Iglesia con un nuevo instrumento de consulta", subrayó Lombardi, y dijo que no hay que esperar al final de estos primeros tres días de reunión ningún documento o conclusión rimbombante, al margen de la fecha del próximo encuentro. "Esto es algo nuevo, con una apertura internacional, es una forma menos romana y centralizada de gobierno de la Iglesia y más sensible a las demandas de la Iglesia en diversas partes del mundo", dijo el vocero. "El Papa consulta con el grupo, pero es él quien toma las decisiones", aclaró.

"Las palabras clave para entender este nuevo modo de gobierno que el Papa está implementando son sinodalidad, la idea de caminar juntos, una Iglesia que camina unida en sus diversas componentes; y el discernimiento, que es la búsqueda de la voluntad de Dios a través de una consulta frecuente y paciente", afirmó.

¿Cómo se desarrollarán estos tres días de "G-8"? "El Papa prevé hacer una introducción muy breve y luego escuchar. Sustancialmente, la presencia del Papa es para escuchar a estos ocho consejeros que tendrán mucho material para aportar", dijo Lombardi.

El cardenal hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, salesiano y coordinador del consejo, adelantó en una entrevista con un canal católico canadiense que la reforma de la curia será un proceso largo. "Tiene que haber mucha discusión y mucho discernimiento, y es algo que no puede realizarse en un mes o dos", indicó.

Maradiaga, que junto con el cardenal chileno Javier Errázuriz Ossa es uno de los dos latinoamericanos del grupo, recordó que hubo varias reformas de la curia y que la última fue en 1989, durante el pontificado de Juan Pablo II, cuyo resultado fue la Constitución "Pastor Bonus".

Según los analistas, antes de cualquier reforma, es necesario resolver qué decisiones pueden tomar las iglesias locales, sin necesidad de que intervenga Roma, y qué es imprescindible que sea tratado aquí.

Por otra parte, hay consenso en que es necesaria una racionalización del gobierno central de la Iglesia para que haya menos burocracia, quizás menos dicasterios y más comunicación entre éstos.

En línea con esta nueva forma de gobierno más abierta y transparente, hoy por primera vez en la historia, el Instituto para las Obras de Religión (IOR), el cuestionado Banco del Vaticano, dará a conocer sus números.

En una virtual "glasnost", el IOR difundirá en su sitio www.ior.va , inaugurado hace unos meses, un informe de 100 páginas, con el balance relativo a 2012 donde se destacan ganancias de casi 87 millones de euros, en un banco con 18.900 clientes y 114 empleados.

Sospechado este banco de lavado de dinero y transacciones ilegales, el Papa creó una comisión para investigarlo y otra para analizar toda la economía y las finanzas de la Santa Sede.

Fuente: lanación.com