"Lo que me nutre me destruye": la plaga de webs que fomentan la anorexia
- 27/11/2019 08:59 hs
COMPARTIR EN:
Una creciente red online pone en contacto a millones de adolescentes que cultivan la delgadez extrema. Pese a que la tasa de suicidios supera la de la esquizofrenia, las autoridades se ven incapaces de cerrarlas
Ya hay más de 2,5 millones de páginas web dirigidas a menores que hacen apología de la delgadez enfermiza. El crecimiento en los últimos años ha sido del 470%. Y por cada una que se cierra surgen cinco nuevas, ante la impotencia de las autoridades.
Melodi fue una de las víctimas de esta hidra online: «Mi madre me abandonó con tan solo cinco años, mi hermana tenía que hacer de madre y padre para mí, mientras que mi padre solamente trabajaba para sacarnos adelante. Y yo, poco a poco, me aislaba y me encerraba en esa habitación donde éramos ella (la enfermedad) y yo».
Melodi Agustí es una joven de 27 años ahora casada y con dos hijos. Se define como «superviviente y guerrera» de un trastorno de conducta alimentaria llamado anorexia nerviosa. «Una mala compañera de vida», dice.La suya es una de tantas historias de adolescentes que de un día para otro dejan de comer y entran en una peligrosa espiral que puede llevarles incluso a la muerte: «Recuerdo cuando, con 12 años, empecé con mi amiga a jugar con la comida». En el lenguaje particular que usan las webs que incitan a la anorexia y la bulimia eso quiere decir dejar de comer el almuerzo y después ir dejando poco a poco el resto de comidas. «Este juego venía acompañado de picarnos a ver quién podría darse la vuelta al cuerpo con un brazo y tocarse el codo de ese mismo brazo -recuerda-. Era un vídeo que se hizo viral en esa época y que te derivaba a otros tutoriales sobre cómo adelgazar, cómo mentir a la personas de tu alrededor y cómo autolesionarte para poder desahogarte...».
Las páginas web pro-Ana y pro-Mia -como se denomina en este neolenguaje digital al fomento de la anorexia y la bulimia- han aumentado un 470% en el último periodo según los datos estudiados por la Agencia de Calidad de Internet (IQUA), y el 75% de los usuarios son menores de edad. Se calcula que podría haber activas más de 2,5 millones de páginas de este tipo en internet. El fenómeno fue descubierto por sanitarios hace años tras observar que las nuevas pacientes con anorexia y bulimia conocían y compartían trucos para adelgazar y disimular su trastorno más propios de veteranas.
Y ahí sigue, enquistado en la red, porque detrás de esas páginas suele haber también jóvenes afectadas que buscan con ello un refugio para su propio problema. Por cada web cerrada se podrían estar abriendo otras cinco, indican otros cálculos de los expertos. Pero estas páginas no son ilegales y su cierre depende, directamente, de la buena voluntad de los portales de alojamiento, que ya han suprimido centenares en los últimos años.
La Guardia Civil lleva años alertando sobre estos contenidos en la red y el peligro para la salud que suponen, pero, al no ser ilegales, no pueden actuar, como sí están haciendo en algunos casos de apología del suicidio. «Son contenidos inapropiados en servidores web que se pueden denunciar y, en ese caso, sí podemos intentar tomar medias como comunicarnos con la plataforma para que lo suprima. Hacer algo más que eso es complicado», cuenta Daniel Moreno, teniente del Equipo de Mujer y Menor Central del Grupo de Personas de la Guardia Civil. Y añade: «Si fuera ilegal, en función del contenido, se podría actuar o no».
Igual que lo hizo Melodi, miles de jóvenes encuentran cada día muy fácilmente información sobre cómo dejar de comer y que no se note, al menos al principio. «Entonces evidentemente no lo veía como ahora, son vídeos destructores. Pero si pienso en cómo me sentía en aquel momento, puedo recordar aquella angustia de querer darme la vuelta con el brazo y de que no había manera. Miraba y remiraba ese vídeo y otros para saber cómo vomitar, cómo hacerlo sin ruidos, estaba obsesionada, sólo quería mirarlos para aprender. Así, hasta que adquirí ese conocimiento. Y luego, ya no podía vivir sin llevarlo a término».
Melodi recuerda cómo se enganchó a esos tutoriales para lograr la delgadez extrema: «No sé cuál fue el momento en que me di cuenta de que me dolía ver esos vídeos, pero era superior a mí dejarlos. Ese resentimiento hacia mí se hacía más grande y empecé a pensar en despedirme de éste mundo».
Su historia terminó bien. Pero estos casos no siempre tienen un final feliz y el fenómeno de las webs, blogs, chats, foros y personas y grupos en redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp...) que hacen apología de la anorexia y la bulimia siguen en la actualidad captando impunemente a miles de niñas y adolescentes -también hay chicos, pero la inmensa mayoría es femenina- en situación emocional vulnerable.
Este grave problema de salud pública empezó en Estados Unidos y Gran Bretaña a finales de los 90 y sigue muy activo, especialmente en español (muchas páginas tienen su origen en Latinoamérica). Basta con poner en Google #ana, #mia, anaymia, princesas ana y mia, princesasdeporcelana... y los resultados apabullan. Ofrecen de manera más o menos directa trucos para adelgazar, imágenes de celebridades demacradas -el mensaje subliminal es que la delgadez extrema facilita el éxito-, citas motivacionales y foros o chats para interactuar con otras chicas con el mismo objetivo. Se considera que todo ese contenido acelera y agrava los trastornos de la alimentación, impide que las chicas busquen a tiempo ayuda para poder recuperarse y, si entran en terapia, hacen más complicada si cabe la buena evolución. El fácil acceso por móvil a esos contenidos empeora más el problema.
El Gobierno de la Generalitat y el Consejo Audiovisual de Cataluña han denunciado ante la Fiscalía varios blogs y el pasado mes de marzo el Parlamento autonómico aprobó, de forma unánime, un decreto ley que actúa contra esas páginas a través de la modificación del Código de Consumo catalán, que permite sancionar con hasta 100.000 euros a empresas, plataformas y servicios digitales que alojen este tipo de contenidos.