Da clases en la Universidad Técnica, en Alemania. Atesora en su despacho de la universidad una gran cantidad de papeles escritos con letra diminuta, garabatos y dibujos confusos de sus estudiantes.
Un profesor de la Universidad Técnica (TU) de la ciudad alemana de Dresde recopiló durante años los papeles que usaron sus estudiantes para copiar en los exámenes y que ahora serán exhibidos en la Biblioteca Estatal-Universitaria de Sajonia.
Si bien hacer trampas para superar un examen es considerado un engaño, el profesor alemán de electrónica Gerald Gerlach no tiene ningún inconveniente en que sus estudiantes copien siempre y cuando tengan los conocimientos básicos en su cabeza.
Gerlach atesora en su despacho de la universidad una gran cantidad de papeles escritos con letra diminuta, garabatos y dibujos confusos de sus estudiantes.
"Deben ser unos mil", confirma Gerlach, quien desde hace más de una década junta los papeles en los que los alumnos anotaron informaciones importantes. "Para mí, eso también es arte", asegura.
Así es como la Biblioteca Estatal-Universitaria de Sajonia (SLUB) decidió exhibir una selección de 60 "machetes" bajo el título: "Copiar está permitido".
Esas palabras son las que dice el catedrático de 61 años al comienzo de cada semestre universitario. En general, sus alumnos siguen esta consigna.
"Hay que memorizar ciertas cosas, como los cálculos mentales o las tablas de multiplicar. En ese caso permitir copiar sería contraproducente", asegura Gerlach.
"Al escribir el texto hay que separar lo importante de lo poco importante, hay que ordenar la cabeza", enfatiza. Para Gerlach, el objetivo es que los jóvenes elaboren los conocimientos.
"A veces son necesarias muchas repeticiones antes de que la información de la memoria a corto plazo se consolide en la memoria a largo plazo y se convierta en conocimiento", explica Gerlach.
"Por lo tanto, el aprendizaje es laborioso, requiere esfuerzo y a menudo no es divertido", destaca.
Gerlach permite estas trampas recién a partir del quinto semestre universitario, cuando aprender de memoria ya no es relevante y comienza a ser importante resolver los problemas aplicando los conocimientos básicos. En ese caso, el docente permite a sus alumnos escribir información en una hoja DIN A4 por ambos lados.
"Incluso cuando yo era estudiante hacía 'machetes', pero casi nunca los usaba, porque mayormente los datos se metían de esta forma en mi cabeza", cuenta Gerlach, quien no es el único que pregona esta manera de enseñar.
"Muchos colegas de otras universidades me dijeron que llevan mucho tiempo haciendo eso".
Fuente: DPA Foto portada: Ronald Bonss/DPA-Zentralbild