Dispuesta a darle carpetazo al largo periodo de silencio que marcó una parte de su carrera, la actriz protagoniza su primera serie de televisión, 'Dilema', de Netflix.
¿Pagaría 80 millones de dólares por tener sexo durante una noche con el marido de otra? La premisa de entrada de una de las nuevas series de Netflix, Dilema, es tan simplista como manida y morbosa. Al escuchar semejante planteamiento es inevitable pensar de inmediato en Una proposición indecente(1993), aquel filme de Adrian Lyne tan flojo como certero en su misión de instalarse en el imaginario colectivo.
La principal diferencia entre esto y aquello, amén de un entramado que luego discurre por derroteros mucho más intrincados, es que no es un hombre sino una mujer la que presume de tener más bien pocos escrúpulos y tantos billetes como relojes atesoraba Carlos IV en su colección, otro Borbón de pocas luces.
La mujer es Renée Zellweger. Texana de 59 años. Ganadora de un Oscar por Cold Mountain, protagonista de El diario de Bridget Jones y las secuelas posteriores, de Jerry Maguire, de Cinderella Man. La actriz que llegó a estar en lo más alto del ranking hollywoodiense y se fue apagando después. Ella, a su manera, también vivió su propio dilema, encontrar la motivación necesaria para volver a disfrutar de su oficio tras el inevitable desgaste de los años.
Llegó incluso a desaparecer, a firmar un vacío en su expediente de seis años sin película alguna, refugiada en el mutismo de la irrelevancia. Aclara, eso sí, que en su hoja de ruta jamás entró la opción del abandono, como se mascó en los mentideros de la industria.
"Nunca pensé en retirarme, que no volvería a rodar jamás porque lo adoro, es mi bendición, solo que ahora lo aprecio de manera diferente", explica desde una habitación de hotel de Los Angeles. "Estoy muy agradecida porque creo haber encontrado la forma de traer la paz que tengo en mi vida personal a mi profesión".
Atrás queda la tormenta y la cascada inclemente de comentarios por su súbito cambio de aspecto de hace unos años, sometida, tal vez, a los rigores del bisturí. Se vinculó con su bajo estado anímico derivado del olvido de la industria.
Su voz tenue y melosa confirma esa calma que parece dominar y que huele a veces a largas sesiones de diván. Es solo el preludio de algún que otro relámpago. Su reacción ante lo que le resulta divertido es de carcajada a pleno pulmón, como al borde de un ataque de nervios. A ratos aflora una inocencia y una suerte de vulnerabilidad que recuerda a ciertos pasajes de su carrera. Tenerla delante es como estar expuesto a un tiovivo emocional. Inquieta a ratos, pero el viaje acaba por ser divertido.
Ha vuelto con fuerza en los últimos años. Ahora protagoniza una serie de televisión para Netflix y hará de Judy Garland en un largometraje, 'Judy'. ¿Siente que está en forma?
Tengo unos cuantos hábitos que me gusta seguir para poder mantenerme en forma mental y físicamente. La verdad es no tuve mucho tiempo de prepararme lo suficiente para esta serie. Pero supongo que todo ha salido bien.
¿Tardó mucho en decidir si se unía o no a la vorágine televisiva que impera?
Tardé cinco minutos. Fue mucho más rápido de lo que cualquiera puede imaginar.
¿Cuál fue el principal foco de atracción?
Leí el guión del piloto, pensé que era interesante, y después me reuní con el director. Me encantó el hecho de que estuviera jugando con este tipo de género que ya casi no se ve, una realidad aumentada con moraleja de fondo, más propio de los 70 o los 80 que de ahora, así que me pareció divertido. Y el personaje revienta todas las gráficas de la diversión, algo que no había tenido la oportunidad de hacer antes. Sentí que podíamos jugar y pasárnoslo bien de paso.
¿Admira a esta mujer medio malvada que interpreta?
Admiro el personaje y según la conoces mejor la entiendes mejor. Todos somos la suma de nuestras experiencias y las suyas son bastante excepcionales. Ha trabajado mucho para estar donde está. Y me gusta lo extravagante que es. ¡Es tan divertida! ¿No podríamos todos disfrutar de un poco más de sentido de pertenencia, como ella? ¿Usar nuestra sexualidad como algo poderoso y sentirnos con derecho a hacer lo que tenemos que hacer sin pedir disculpas para conseguir lo que queremos? ¿por qué no?
¿Quiere decir que vivimos en una sociedad demasiado mojigata?
En la mayoría de los casos, no se considera educado asumir tantos riesgos. En esta sociedad lo sueles pasar mal si no respetas las reglas del juego, pero creo que esa clase de verdades se están muriendo poco a poco. Y gracias a Dios. Con la nueva generación de mujeres, en posiciones de poder e influencia, llegar a la cima ya no es la excepción.
En su curriculum hay seis años de silencio. ¿Dejaron de llegaron papeles como éste, quizá?
No. Me tomé un descanso porque estaba aburrida de mí misma. Lo hice porque llevaba haciendo lo mismo durante 25 años y bueno,
¿hasta dónde puede llegar la avaricia de una chica? Estoy hablando de las oportunidades extraordinarias que tuve, de la clase de gente con la que pude trabajar, y en qué momento hay que decir basta. ¿Qué viene después? Lo siguiente es que tienes que aprender algo nuevo, y no para un papel ni para un trabajo, sino como persona. Y eso hice.
¿Cuál fue la enseñanza?
Equilibrio, a establecer límites, aprendí que "no" es una palabra buena que debo usar con más frecuencia. También estudié, produje un montón de trabajos como una serie de televisión, aprendí sobre las materias que les gustan a mis sobrinas. Cosas así.
Después de Nuestra canción de amor en 2010, una road moviejunto a Forest Whitaker, no se volvió a saber más de esta hija de un ingeniero suizo y una enfermera noruega. Fueron seis años sin rodaje alguno y esa aparición en una alfombra roja en 2014, con un aspecto radicalmente distinto, señal de que algo no iba bien del todo. Poco después, optó por confirmarlo.
"Durante mucho tiempo no hice un muy buen trabajo" en lo tocante a "tener paz y estar saludable", contó. "Me comprometí con una agenda que no era sostenible de una manera realista y no me permití el ocuparme de mí misma. En lugar de parar y recalibrar, seguí corriendo hasta quedar exhausta y elegí mal sobre cómo lidiar con ese agotamiento".
Ahora, dice, es feliz.
¿Trabajar con Netflix es un golpe de aire fresco para su carrera?
Es muy interesante. Es un proceso distinto. No tenía todas las palabras con antelación, por ejemplo, como en una película. Aquí no sabes hacia dónde va a ir tu personaje. Es como una especie de caída libre.
¿Qué le parece el fenómeno del streaming y todo el maremágnum televisivo?
¡Aleluya! (Grita con entusiasmo) Estoy emocionada por los guionistas, tengo muchos amigos en el gremio y este es su gran momento. Hay más apetito de contenido que nunca, más necesidad, así que, me parece maravilloso.
¿Le pareció un riesgo para su carrera una serie de estas características, el poder meter la pata?
No, en absoluto. No lo pienso así para nada. Como la gente reciba la serie no es mi trabajo. Lo que cuenta es la experiencia de rodar algo así.
¿Ahora que se ha pasado al otro lado, aunque sea temporalmente, con qué se queda?
Las líneas son muy difusas entre el cine y la televisión ahora mismo. Lo que cuenta es que el contenido sea bueno. No importa en realidad si es televisión o cine.