El equipo de Rosario venció a la Academia y se mantiene como único líder torneo. Por su parte, el equipo de Ischia sigue último y sin poder ganar.
Newell`s Old Boys se consolidó esta noche en la primera posición del Torneo Inicial, tras ganarle en forma ajustada a Racing, último en la clasificación, por 1-0, en un partido correspondiente a la 8va. fecha. El equipo rosarino apeló a una genialidad de Maximiliano Rodríguez, quien diseñó una excelente maniobra individual a los 42m. de la etapa final y decretó la victoria.
Mientras Newell`s es sonrisa y satisfacción por las 17 unidades que ostenta en lo más alto, Racing no puede salir de una racha perdedora y apenas reúne 2 puntos sobre 24 posibles, en una de las peores marcas de la institución en torneos cortos (había conseguido un punto en ocho fechas en el Clausura 2006).
Dentro del campo de juego, la diferencia entre el primero y el último en la tabla no se notó. Es que Racing pobló la mitad de la cancha, presionó fuerte arriba y así impidió la salida clara de un elenco `rojinegro` que se vio incómodo.
La tempranera lesión de Valentín Viola le dio paso a un incisivo Gabriel Hauche, quien se juntó con De Paul y generó las mejores chances para Racing. El citado De Paul estuvo muy cerca de abrir la cuenta en dos ocasiones: envió sendos remates a los maderos, cuando Nahuel Guzmán ya tenía poco que hacer.
En la segunda parte, el nivel de juego decreció y las situaciones claras fueron escasas. El conjunto rosarino tuvo mayor tiempo la pelota, pero careció de profundidad. Racing, con sus limitaciones a cuestas, siguió dependiendo del pibe De Paul (Luciano Vietto asomó por debajo de su rendimiento habitual) y tuvo dos chances nítidas: una, tras un corner, que Pelletieri no pudo
definir ante Guzmán, y otra de De Paul que controló bien el arquero
visitante.
El encuentro languidecía y el empate parecía sellado. Hasta que Rodríguez se inspiró, demostró la jerarquía individual que posee y Newell`s, de la galera y sin haber hecho los méritos pertinentes, se quedó con un triunfo impensado pero necesario para continuar mirando a los demás desde la cima.