El ex ministro de Economía necesita el apoyo del peronismo federal para lograr que su proyecto político crezca y pueda ser competitivo en las elecciones.
A la candidatura presidencial de Roberto Lavagna le falta la columna vertebral del proyecto político: el peronismo. El economista tiene el respaldo del socialismo, el GEN, un sector del radicalismo y un grupo importante de dirigentes sindicales que conducen los gremios más grandes del país. Pero el sostén debe ser el peronismo federal. Por volumen y poder territorial. Lo sabe Lavagna y su equipo. Lo saben peronistas y progresistas. Por eso empezaron a actuar en consecuencia.
El primer apoyo de peso que recibió el exministro fue el de Miguel Pichetto. El senador nacional está trabajando detrás de su candidatura y dispuso que los dirigentes que estaban en su pequeño proyecto se fusionen con los equipos técnico que está armando Lavagna. "Estamos coordinando esfuerzos y trabajando en conjunto", explicaron en el lavagnismo.
Los senadores peronistas del bloque que conduce Pichetto están esperando que las precandidaturas tomen impulso y que las PASO resuelvan las diferencias internas. Desde hace tiempo empujan la construcción de una alternativa al modelo kirchnerista y reafirman que el peronismo debe tomar un camino diferente al del espacio que conduce Cristina Kirchner. No hay un apoyo puntual al ex ministro, pero si un respaldo claro a la tercera vía. Sin embargo, si Lavagna crece en la encuestas, podrá encauzar ese apoyo con mayor rapidez.
Para que el acompañamiento de los legisladores se ordene, es clave que los gobernadores peronistas den señales públicas y privadas sobre el camino a seguir. Frente a ese escenario, Roberto Lavagna saldrá a buscar consenso entre los mandatarios y a explicarles, uno por uno, cuál es su diagnóstico sobre la situación económica del país y cuál es el plan que tiene dibujado en la cabeza.
Lavagna tiene vínculo fluido y estrecho con dos gobernadores del PJ: Juan Schiaretti y Sergio Uñac. El cordobés lo recibió en la casa de Gobierno de Córdoba a fines de marzo. Hubo coincidencias en el diagnóstico y el camino a seguir, y diferencias en lo que respecta a la modalidad para definir las candidaturas. El sanjuanino fue anfitrión durante la fiesta del sol, en febrero de este año. Además, fue, junto a Gustavo Bordet (Entre Ríos), de los pocos dirigentes que le brindó respaldo público al ex ministro.
Schiaretti será el protagonista de la próxima jornada electoral que tiene el calendario. El 12 de mayo habrá elecciones en Córdoba. Los ojos de la política estarán puestos sobre el resultado, la diferencia de votos y el discurso que dé el gobernador. En el peronismo entienden a la elección en Córdoba como un hecho clave para el orden de la tercera vía y la definición de candidaturas. Las palabras del dirigente cordobés reafirmarán el norte del espacio y aportarán claridad en un tiempo donde faltan definiciones, y sobran pretensiones.
En el entorno de Lavagna no esperan que haya un respaldo público a su candidatura, pero síque Schiaretti comience a dar señales claras en el el campo electoral. En definitiva, no anhelan definiciones que saben que no llegarán, sino movimientos que den cuenta de un acompañamiento al ex ministro. En Córdoba advierten que están absolutamente concentrados en las elecciones locales y que una vez que logren la reelección -las encuestas marcan una diferencia muy amplia con sus competidores- el "Gringo", como se lo conoce al gobernador, comenzará a mover sus fichas en el tablero nacional.
Uñac, en tanto, ya mostró su interés por apoyar el proyecto del ex ministro de Economía y el 2 de junio afrontará la elección general en San Juan con la seguridad de que repetirá el resultado de las PASO y logrará un triunfo contundente. "Roberto puede moderar todas las posiciones. Es una persona que tiene plafón como para hacernos confluir a todos en el mismo sector", dijo en una entrevista con Infobae. Su respaldo es claro y consistente.
Lo que sigue en la agenda de Lavagna es buscar consenso entre la mayoría de los gobernadores peronistas. A través de los principales dirigentes de su espacio ya entabló contacto con algunos de ellos y están coordinando las fecha de encuentro. En la lista de mandatarios con los que buscará reunirse están: Juan Manzur (Tucumán), Gustavo Bordet(Entre Ríos), Domingo Peppo (Chaco), Sergio Casas (La Rioja), Mariano Arcioni (Chubut) y Rosana Bertone (Tierra del Fuego). A ellos se le suma Hugo Passalacqua (Misiones), quien forma parte de Alternativa Federal.
De cualquier propuesta de encuentro están afuera los cuatro gobernadores más vinculados al kirchnerismo: Alberto Rodriguez Saá (San Luis), Alicia Kirchner (Santa Cruz), Gildo Insfrán (Formosa) y Lucía Corpacci (Catamarca). No hay relación y es muy difícil que se genere. Los cuatro respaldan la candidatura de Cristina Kirchner y se han mantenido distantes de Alternativa Federal. Lavagna tiene en claro que su búsqueda de consenso está apuntada al peronismo federal. Es a ese sector de la oposición al que quiere cautivar para darle sustento a su esquema.
El economista tiene la intención plantearle a los gobernadores su diagnóstico sobre la actualidad política y económica, explicar desde su mirada los problemas que afectan a la macro y microeconomía, y contar el proyecto de gestión que tiene en mente. Un plan de gobernabilidad para cuatro años que, según entiende, serán muy complejos debido a la profundidad de la crisis, la enorme deuda externa y la caída de la gran mayoría de los indicadores económicos.
Además, les repetirá que su proyecto no es generar poder y quedarse ocho años en el gobierno. Su objetivo es liderar una presidencia de transición que ayude a ordenar la economía. Este último argumento puede ser atractivo para un puñado de gobernadores que tienen pretensiones de alcance nacional en el futuro cercano y que podrían utilizar un posible gobierno de Lavagna como un trampolín para posicionarse en un nuevo tiempo del peronismo.
En el espacio del ex ministro saben que no todos están parados de la misma forma en el escenario electoral. Por ejemplo, Arcioni ha respaldado desde el inicio la precandidatura de Sergio Massa y Bertone desde hace algunos meses se acercó al kirchnerismo para cerrar un acuerdo de unidad en su provincia. Limitaciones actuales que pueden modificarse después de las elecciones provinciales de ambos y de acuerdo a como se reorganicen las precandidaturas en los próximos meses.
Sin embargo, en el lavagnismo tienen en claro que los gobernadores no harán expresiones públicas determinantes. Al menos, hasta que pasen los comicios en sus provincias y aseguren las reelecciones. Por eso el vínculo que se entablará será de bajo perfil. Y, en algunos casos, será a través de encuentros con vicegobernadores. Una forma que tienen los mandatarios de no exponerse pero dar muestras de interés o apoyo. Lavagna tiene que construir respaldo en el peronismo y en esa búsqueda los gobernadores son una pieza clave.
Mayo será el mes clave para encontrar apoyo en el peronismo. Eso incluye legisladores, intendentes y gobernadores. En ese camino no está incluido Sergio Massa. En el lavagnismo entienden que el líder del Frente Renovador se dirige hacia un acuerdo con Unidad Ciudadana y Cristina Kirchner. Esa idea la terminaron de confirmar el último lunes cuando el ex intendente de Tigre reconoció a la ex presidenta como la líder de la oposición. Por eso el esfuerzo está concentrado en los gobernadores y el peronismo federal. A dos meses del cierre de listas, Lavagna pisa el acelerador y apuesta a ser el candidato de la alternativa a Macri y Cristina. Para tener posibilidades concretas deber solidificar su proyecto y crecer como candidato. Desafíos que enfrenta cada mañana en este tiempo electoral.