El Tribunal Superior de Justicia decidió acortar la condena al ex presidente de 12 años y un mes a ocho años y 10 meses.
El Tribunal Superior de Justicia brasileño aprobó este martes reducir la condena de Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción pasiva y lavado de dinero de 12 años y un mes a 8 años y 10 meses de cárcel. Así, el expresidente podría gozar antes de fin de este año de un régimen semiabierto, con derecho a salidas para ir a trabajar, según explicaron expertos judiciales.
Algunas versiones mencionadas por la prensa brasileña señalaban también que podría gozar de prisión domiciliaria desde septiembre. Los cuatro jueces del Tribunal hicieron lugar en parte a la apelación de Lula y, aunque no anularon la condena en segunda instancia por supuestos actos de corrupción en el marco de la mega causa Lava Jato, decidieron acortarla.
El fundador del Partido de los Trabajadores, de 73 años, fue condenado el año pasado por un tribunal de segunda instancia a 12 años y un mes de cárcel por los delitos de corrupción pasiva y blanqueo de capitales por aceptar un tríplex de lujo en el balneario de Guarujá, en el estado de San Pablo, como pago de la constructora OAS a sus favores políticos.
El ex mandatario brasileño ha combatido con todos los recursos posibles este fallo, pero no ha logrado revertirlo. Desde el 7 de abril de 2018, está encarcelado en la prisión de la Policía Federal en Curitiba.
En febrero, recibió otra condena a doce años y once meses de cárcel por las reformas que las constructoras OAS y Odebrecht hicieron en una propiedad rural atribuida a Lula en Atibaia, Sao Paulo, en otro pago a sus favores políticos.
Las condenas a Lula se dan en el marco de la mega causa por corrupción Lava Jato, que ha llevado a la cárcel a una cantidad de políticos y empresarios en Brasil y causó una enorme crisis política en los últimos años.