El hecho ocurrió en Georgia, Estados Unidos, y los jugadores pudieron captar lo sucedido. Es común que en primavera este tipo de animales se pasee por estas zonas.
Este fin de semana un grupo de amigos se dispuso a disfrutar de una tarde de golf en Savannah, localidad de Georgia, Estados Unidos. En uno de los hoyos, los jugadores se toparon con un nuevo y gigante compañero.
Un alligator de casi tres metros de longitud estaba paseando el domingo por el campo de The Club, más específicamente por el green número 17.
Las imágenes fueron captadas por unjo de los participantes de la ronda, Ed Vance, quien relató lo sucedido mientras grababa al reptil con su cámara. A pesar del terror que puede suponer el encuentro con semejante animal, estos golfistas se lo tomaron entre risas y filmaron cómo caminó por el césped hasta sumergirse en el agua.
"Todos nos miramos y nos preguntamos qué es ese ruido", dijo Vance al periódico Island Packet. "Al principio, pensé que era el equipo de mantenimiento en el otro lado del cepillo cortándolo o algo así". La curiosidad los llevó a acercarse al lugar en donde se encontraron con el alligator . "Eso es una locura", grita Vence en la grabación: "Amigo, eso es un monstruo".
"Siempre recordaré el sonido de sus pies cuando caminaba sobre el verde", contó a periódico. "El video no lo capta, pero el sonido era lo que uno pensaría que suena como un dinosaurio. Era surrealista", recordó.
Durante la primavera es normal que este tipo de reptiles salga de los pantanos y camine por las zonas aledañas, en este caso un campo de golf.
El alliogator muchas veces es confundido como caimán, pero en realidad pertenece a la familia de los cocodrilos. A pesar del miedo lógico que pueden generar en los humanos, rara vez suelen atacar a las personas ya que su alimentación se basa en pescados, insectos, roedores y pequeñas aves. El americano puede medir hasta seis metros de longitud y se encuentra en la costa este de los Estados Unidos. Ésta especie puede come también ciervos, perros y gatos.
Los pocos ataques registrados de estos animales a humanos han sido por la imprudencia de las personas que intentan explorar las zonas en donde las hembras dejan sus huevos. Allí, los reptiles utilizan su fuerza para proteger a sus crías, pero no para alimentarse.